Su rostro inexpresivo no revela nada, dificultando que R
luda Robert, ext
ro, mientras estrecha su mano.
r zafiro, con un rostro perfecto, como si hubiese sido esculpido por los mismos d
nde Alejandro, c
prano? -indaga Robert,
na de confort y dejando ver su molestia-. Pero hoy siento como si estuviese ante
oles tus palabras -Robert lo fulmina con la mirada, le alcanza el vaso co
espacho mientras toma un sorbo del licor, sintiendo cóm
rgo. Así que relájate. Si tienes algún
a responder con
fiere alejarse. Necesita hablar con Tessa y en
as de su padre, de su abuelo y de Mikel. Al
trabajo, más
quiero s
-
a of
e hemos pedido nada a cambio -dice Mateo, mir
le apoyo; los dos han pasado por
e casi 50 años, de tez morena, ojos
las drogas, dejó su profesión para dedicarse a ella por
interrumpida cuando su padre, con la p
te obligó!? -la voz de Mateo tiembla de rabia contenida-. ¡D
gesto apaga el fuego en los ojos de su pa
mpromiso para el día de hoy. Fuiste tú quien la organizó -le recrimina, su voz teñida de decepción-.
alabra es un susurro ahogado por el nudo en su garganta. Las lá
que su padre la abrace y le diga
sino que también golpea a nuestra familia -dice Mateo con dureza-. As
esposo, tratando de
Así que, ante la mirada de súplica de su hija, desvía los ojos hacia
a que decir. ¿Cómo están seguros de que él aceptará? -p
runce e
argura-. Obvio que un stripper se venderá por cual
informe que leyeron no decía eso. La
lo una
protegerse con cinismo para no
uerdo matrimonial. Te avisaré cuando esté aquí. Por el m
a única forma de salvar a su hija de la mal
el mundo sobre sus hombros. Anhela el abrazo de uno
la sentará sobre su regazo repitiéndose que ella es su PRINCESIT
pacho, dirige una últi
mujer que siempre ha estado para ella... y no
go. Pero no piensa ceder del todo. Al menos, dejará las cosas claras
ntes de irte me avisas con Marino. Necesitamos d
unce el ceño
d para que no divulgue lo sucedido entre su hija y él. Lo cual hará, si con e
uerta de la oficina.
te -dic
en el ambiente, quiere hablar; sin embargo, Mateo co
ente. Soy Mateo Spencer, ella es mi esposa Ha
etando la mano del magnate con respeto. Había escuchado que M
silla, irradiando un aura autoritaria. Co
engo entendido, usted también. Iré directo
Alejandr