– El sabo
como si esa fuera su única ancla al mundo. La música la envolvía, haciéndola vibra
cargadas -ordenó al ba
cia ella, con lo
esto es bu
, Sofi, vive un poco -dijo Valeria m
on tequila le hizo fruncir la nariz. Dio un sorbo, tímido. Ar
-dijo Valeria, b
pon
allí, bebiendo poco a poco, hasta que la copa se vació sin darse cuenta. El calor se le subió
extraña, nueva
ento, le desl
señalando discretamente con la cab
a masculina entre las sombras. Alto.
ndo alcohol? -pre
esó justo en
n te l
, no lo v
de hombros, toman
empiece
o si flotara. Reía sin pensar, su cuerpo se soltaba más de lo normal. Ya no le preocupaba el vestido ni los
-gritó Valeria, to
sé ba
imp
pensar. Sentía miradas sobre ella, hombres observándola, deseándola. Y po
la camisa abierta hasta el pecho, una sonrisa arr
sa, nena. ¿Ba
intentó rechazarlo c
s... estoy
ato -insistió, to
cejeó, i
que
voz. Grave. Au
dijo q
do... y se congeló al v
eg
r su camisa remangada. Su mirada verde era fuego contenido. No d
tó las manos,
bro... sol
que temblaba un poco por el susto... o po
-preguntó, mir
ablar. Estaba borracha. Confundi
rmuró Diego, casi para sí-. ¿Qué hace u
on los ojos un
olo... necesit
a, firme pero sin forzarla. Se
ar paz. Pero quizás...
u destino quedó ma
rtar la mirada de sus labios-. Pues estás en el lugar equivocado, princ
olpeándole en las costillas. Quería contestarle, decirle qu
miga. No suelo salir. De
s ojos verdes descendieron por el cuerpo de Sofía lentamente, sin disimulo, deteni
a vez y ya te estás metiendo en problemas. Qué ino
runció
llevándose las manos al e
ó él con descaro-. Tienes unos p
los ojos, es
s un
ese tono grave y provoca
í. Si no llego a aparecer, ese imbécil ya te ten
ncómoda. El calor del alcoh
as, su
s, hasta que sus labios casi rozaron su oído-. Aunque ten
lpe, como si le hubier
Siempre hablas a
ombros, sin una pizca
ad. Solo las elijo... y las uso.
a por la frialdad de su voz. Y sin emb
r qué me estás
mirada azul, cristalina, temblorosa... y a la vez desafiante. No era solo el cuerpo de
do los ojos-. Supongo que hay algo en
un i
lnerable -susurró él-. ¿Sabes lo f
-dijo ella, co
... depende de cu
ica seguía vibrando a su alrededor, pero Sofí
bajando la mirada a su co
ía adormecida, pero también vulnerable. En su mente, todo parecía difuso, pero había algo que le seguía
e parecía tan fuera de lugar en el club, tan distinta a las demás mujeres, lo había intrigado desde e
cogió sus pensamientos y fin
so de esas palabras le ahogaba la garganta. - Tiene cáncer en estadio IV... los médi
areció molesto por su fragilidad. De hecho, la obs
ión. La vida le había dado una bofetada tras otra, y ahora
die me va a dar ese dinero. Mi madre... no sé qué hacer. -Su voz quebró al final, pe
s que las demás. El miedo, la vulnerabilidad que trataba de ocultar, lo cautivaban, pero también habí
silencio, Diego se inclinó hacia
rte. Puedo conseguirte el dinero q
de ayuda le estaba ofreciendo? ¿Un
-preguntó, aún con la esperanza
sonrisa amable. Era una sonr
uchas mujeres ya han entregado... tu virginidad. Y a cambio, yo
ó que había entendido mal. El alcohol nublaba sus pensami
i sin poder creer lo
n permaneció fría, calculadora, como
... inexperta. Inocente, en cierto modo. Te lo aseguro, no soy el único que lo nota. -Su
a. No podía creer lo que le estaba proponiendo, pero algo en su i
esafiante. De alguna forma, sus palabras se sentían como un desafí
e iba a decir. Luego, se acercó un poco más, su presencia envolviend
en que yo lo haría. Tú no entiendes el poder de lo que te ofrezco, y me gusta. -La miró de arriba abajo con una sonrisa sutil, pero cargada de una sensac
l. El magnetismo de Diego la atraía, y a pesar de todo lo que le estaba proponiendo, algo en su interi
cir, pero las palabras se qued
mirada decidida
lo que te ofrezco, o perder todo lo
ía más perdida, atrapada entre la desesperación y la tentación. Y aunque en su interior algo
día hac