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Historia

Capítulo 3 .La duda

Palabras:1358    |    Actualizado en: 12/04/2025

lo 3 .

raban la atrapaban, como si pudiera leer cada uno de sus pensamientos más oscuros y deseos reprimidos. Ella traspasó u

os. Sus manos firmes funcionaron como una serpiente, rodeando la cintura de Sofía y atrayéndola haci

acariciando sus labios-. Pareces un corde

d, pero el deseo que crecía en su interior se lo impedía. Cada roce de sus dedos sobre su pi

oy asustada... -articuló con dif

amplió, mostrando un de

s brillan como si estuvieras a punto de hacer algo prohibido. -Sus ojos la recorrieron, como si estuvieran explo

raía y la repelía. No quería admitirlo, pero el roce de su cuerpo, sus palabras, todo era como una corriente que la unía a él. Er

... esto no

i tocando el de ella. La intensidad de su mira

ta noche, lo único que importa es el deseo que hacemos brotar. Hay alg

la provocaba, una invitación que la dejaba temblando. Diego no soltaba su agar

r que no, pero su cuerpo parecía tener vida propia,

ir, pero las palabras se

ntirte a ti misma. La forma en que reaccionas... -deslizó sus dedos sobre su piel

po, todo lo que fomentaba aquella peligrosa atracción la hacía sentir viva y, al mismo tiempo, vulnerable. L

ró, como si fuera un mantra, una

labios casi se tocaron-. A veces, perderse es la única forma de

lla quería huir, pero otra parte anhelaba arder en esa nueva experiencia. No p

o.

, pre

corazón fuera más fuerte que sus miedos. Y sin emb

rmaba lentamente. A medida que la música resonaba, sentía que estab

a ansiedad que sentía por su madre. La desesperación le pesaba en el pecho, y el miedo

ón era lenta y profunda, como si estuviera esperando que ella toma

yo sabemos que no tienes muchas altern

as perder

Diego no era solo tentadora, era la única puerta abierta, la única solución a su desesperación. Se sentía vulnerable, más de lo que jamás había

una seguridad que la hizo temblar-. No te engañes. He

u alrededor. Su cuerpo estaba caliente, sus pensamientos se confundían, pero en algún rincón de su alma, sabía que s

labra, se enredaba con la angustia. No podía negarlo, había algo en

tono era más suave, pero aún así, la presión seguía ahí. -Pero no

ujetar en ese momento. Sabía que Diego tenía razón, que no podía seguir corriendo de lo que sentí

de Diego. ¿Era su orgullo lo que la mantenía en pie? ¿O era la necesidad de salvar a su ma

que le hizo temblar aún más, pero que también provocó

pero lo único que encontró fue la sensación de estar al borde de un pr

con una voz quebrada

... no

a no era de satisfacción, sin

upes. Todos tienen un precio, muñeca.

palabras presionando su alma, pero no pudo resistirse al magnetismo de D

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