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raban la atrapaban, como si pudiera leer cada uno de sus pensamientos más oscuros y deseos reprimidos. Ella traspasó u
os. Sus manos firmes funcionaron como una serpiente, rodeando la cintura de Sofía y atrayéndola haci
acariciando sus labios-. Pareces un corde
d, pero el deseo que crecía en su interior se lo impedía. Cada roce de sus dedos sobre su pi
oy asustada... -articuló con dif
amplió, mostrando un de
s brillan como si estuvieras a punto de hacer algo prohibido. -Sus ojos la recorrieron, como si estuvieran explo
raía y la repelía. No quería admitirlo, pero el roce de su cuerpo, sus palabras, todo era como una corriente que la unía a él. Er
... esto no
i tocando el de ella. La intensidad de su mira
ta noche, lo único que importa es el deseo que hacemos brotar. Hay alg
la provocaba, una invitación que la dejaba temblando. Diego no soltaba su agar
r que no, pero su cuerpo parecía tener vida propia,
ir, pero las palabras se
ntirte a ti misma. La forma en que reaccionas... -deslizó sus dedos sobre su piel
po, todo lo que fomentaba aquella peligrosa atracción la hacía sentir viva y, al mismo tiempo, vulnerable. L
ró, como si fuera un mantra, una
labios casi se tocaron-. A veces, perderse es la única forma de
lla quería huir, pero otra parte anhelaba arder en esa nueva experiencia. No p
o.
, pre
corazón fuera más fuerte que sus miedos. Y sin emb
rmaba lentamente. A medida que la música resonaba, sentía que estab
a ansiedad que sentía por su madre. La desesperación le pesaba en el pecho, y el miedo
ón era lenta y profunda, como si estuviera esperando que ella toma
yo sabemos que no tienes muchas altern
as perder
Diego no era solo tentadora, era la única puerta abierta, la única solución a su desesperación. Se sentía vulnerable, más de lo que jamás había
una seguridad que la hizo temblar-. No te engañes. He
u alrededor. Su cuerpo estaba caliente, sus pensamientos se confundían, pero en algún rincón de su alma, sabía que s
labra, se enredaba con la angustia. No podía negarlo, había algo en
tono era más suave, pero aún así, la presión seguía ahí. -Pero no
ujetar en ese momento. Sabía que Diego tenía razón, que no podía seguir corriendo de lo que sentí
de Diego. ¿Era su orgullo lo que la mantenía en pie? ¿O era la necesidad de salvar a su ma
que le hizo temblar aún más, pero que también provocó
pero lo único que encontró fue la sensación de estar al borde de un pr
con una voz quebrada
... no
a no era de satisfacción, sin
upes. Todos tienen un precio, muñeca.
palabras presionando su alma, pero no pudo resistirse al magnetismo de D