ra estado cocinando desde mucho antes. Al llegar a la habitación, ella se dejó caer sobre la cama con una naturalidad felina. Se
a-. Quiero ver cómo te de
mirar, observar cada movimiento, evaluar cómo me ent
úmedo y tibio, esperaba. Los labios, oscuros, hinchados, se abrían apenas, como si también quisieran ver qué tanto podí
ntí cómo su cuerpo reaccionaba, sutil, pero inmediato. Subí el ritmo poco a poco, hasta rozarlo con más intención. Su respiración camb
idad y comencé a entrar, lento, firme, sintiendo cómo se apretaba alrededor de mí. El calor de su interior era ca
sus caderas empezaban a moverse al compás de mi boca. Seguía observándome, in
ecidido a pas
tía cómo sus caderas me buscaban, cómo su cuerpo se entregaba más c
ápidos, más húmedos, succionando con intensidad justo cuando su cuerpo parecía al borde. Ella soltó un gemido largo, ronco,
ía prisa. S
lentamente por su cuerpo, dejando un camino de besos por su abdomen. Me tomé mi
ón con mi boca, succionándolo con ganas, al tiempo que mi lengua giraba lentamente en círculos alrededor, provocándola
jugando con su otro pezón entre mis dedos. Me tomé mi tiempo entre ambos, disfrutando
ró, con la voz ronca
pensaba
de su placer. Esta vez no hubo juegos: abrí su coño con los dedos y me lancé directo, succionando su clítoris mientras introducía de nuevo mi
os y sus piernas tem
, sus labios entreabiertos, los ojos brillantes de deseo, el pecho subiendo y bajando rápido. Ap
urmuré-. Qui
intió, apenas, y abrió más
apada, deslizándome despacio por sus labios. Ella se estremeció, ansiosa. Me detuv
a al sentirme dentro, todo de una sola vez. Calor, humedad, presión p
ntra las suyas mientras ella se aferraba a las sábanas, al colchón, a lo que pudiera. La tomé por la
ces. Eran rotos, salvajes.
más cada estocada. La sentía temblar, estremecerse, su
s? -gruñí contra su oí
ares -respondió co
tir mi dominio, mientras la otra bajaba a jugar de nuevo con su clít
a apretarme más fuerte, espasmódico. Se venía, intensa, desbordada, y no dejé de
no pensaba irme sin sacarle h
gemido largo escapó de sus labios y se
a en el último momento, mi resp
le dije, la voz
acarició su mejilla y me dejé ir. El orgasmo me tomó con fuerza, caliente, intenso. Me corrí sobre su ro
ientras se limpiaba con los dedos, llevándo
e bastante bien