eable como para convencer a Carlo de amarla, pero no lo hizo. Porque ya no le importaba. No que
eguridad de Di Cavalli. Insistió en hacerlo en la tienda, acercándose frecuentemente a el
. Él la siguió. Lo mismo ocurrió cuando fue a una joyería al otro lado para reorganizar su contenid
a de la vida, no era difícil imaginarlo c
minutos sus nervios
que no la había amado y al que ahora despreciaba, buscó refugio en su escritorio en
uyendo, Vittori
viosas. Había sido realmente sombrío refugiarse en los estrechos confines de una oficina con una sola salida. Lo enfrentó a
eza casi rozando la parte superior del ma
de las emociones que bullían en su
o. Tengo trab
ando cuando te ausentas cada
re estuve
que vine, estabas en tu apartamento
se fuera, pero lo hizo. Un hombre de su riqueza y posición podría haber convencido a la policía, per
uelto"
e fu
lamarla para decirle que estaba en Roma, de camino a verl
como corriste la siguien
na visita a
gnificaba que intentaría verte de nuevo. Tomaste un
ca. Nada más lejos de la realidad, pero papá le había hec
yo te dejamos, pero no p
uficientemente sensible como para comprender que ella quería e
plemente la
ecto de la iluminación. El cablead
tu padre me ha pedido
ito que m
que jamás hubiera imaginado. Que a Di Cavalli no le hayan robado es por gracia de Dios. Esta tienda es el golpe soñ
ero para hacer me
e, pasas muchos días aquí sola. ¿Es cierto? "
asunt
mi neg
ntentaba fingir que lo había superado explotó en su pecho. No hubo confrontación ni fin definitivo a
ad hasta que estuvieron a escasos centímetros de distancia. Con cada palabr
" Apenas logró conten
o, y ahora que ni siquiera lo hacemos, soy men
ra el padre del n
últiples golpes en el cuerpo, tambaleándose hacia atrás, e
u boca formaba palabras que ella no podía comprender. Su cuerpo se amoldó al suyo de una forma que antes le había da
eras antes, cuando estábamos juntos, te en