img Una niñera para el ceo  /  Capítulo 1 sola y abandonada | 16.67%
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Historia
Una niñera para el ceo

Una niñera para el ceo

Autor: LauraC
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Capítulo 1 sola y abandonada

Palabras:1267    |    Actualizado en: 24/04/2025

hora mismo, no imagina

cuando un mensaje inesperado iluminó la pantalla de su teléfono. El remite

ando de asimilar lo que acababa de recibir. El dolor se i

amada, pero la línea e

oma -murmuró, in

os y ella estaba embaraz

a abriéndose la sacó

e gusta estar sola, menos ahora

miró con

rta. Ojalá no estuvieras embarazada -espetó, pasando

tá lista. Te esperé para

tinuó ignorándola con la mi

. Se sentó sola, acarició su vientre y decidió que, si

nía familia, solo a su esposo José, quien se había convertido en su único vín

astre de unas ruedas contra el suelo. Al girarse, vio

preguntó, sin poder

n frialdad-. Me largo de tu lado

menzaron a brot

es. No tengo a nadie en este mun

una carca

r eso me voy.

espiración entrecortada. Pero él, sin un atisbo de compasión,

o suplico. ¿Por q

ndiente de su bienestar. Le preparaba la cena, mantenía su ropa impecable

con una mujer que sí e

, en ese instante, el mundo de Elise se desmo

ustia de enfrentarlo sola. Apenas contaba con lo esencial para ir al hospit

completo de ella. Pero, entre las lágrimas y la desolación, encontró un coraje inesperado

s des

ida -susurró Elise, acunando a su hijo mientras la

a con todas las responsabilidades, aún adolorida por las secuelas del parto. Sin embargo, la fal

o con urgencia, pero los días pasaban y nadie quería contratar a

la leche apenas alcanzaba para calmar al pequeño, quien lloraba sin

pasillos, miró a su alrededor y, sin pensarlo más, tomó un paquete de pañales. Est

a Elise como si se tratara de una criminal pel

ra su pecho, como si aquel gesto pudiera protegerlos de la vergüenza y el dolor. En ese i

y pausada del viejo Sam resonó en el lugar. Él era el dueño

responder, con un ton

xcusa para robar. Llame a la policía, e

quien, con los ojos llenos de lá

, su voz más suave que dura, como si ya intuyer

ecto y por la situación en la que se encontraba. El bebé seguía so

un tono empalagoso, cambiando de inmediato

ba empacando. Sus ojos, de un azul profundo y penetrante, se detuvieron un instante en

í? -preguntó, con un

cabeza y sonri

solver con un poco de h

ntes para comprender la escena. Clara, por su parte, bu

se, apretando la bolsa contra su

lvides que te llamaré si encuentro algo para ti -re

la cabeza baja y el paso vacilante, mientras su bebé se acurruc

te, sin apartar la vista de la puerta que aún

or. Una de esas personas que solo neces

o, luego sacó su billetera y dejó un

ue no le falte nada. Y consígueme su núme

on complicid

so, señor Matías. S

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