Sé que soy una decepción para él, pero desearía
del pasillo, observándonos con los ojos abiertos. Genial
se da la vuelta y se va, deja
o, aunque sus ojos no se encuentran con los míos.
por qué. Se aleja sin decir nada más, y yo me ace
ente. -¿Una primicia sobre por qué el fisc
o, no quería escuchar a escondidas. Solo buscaba un
go, en un momento inesper
cen los periodistas?,
te eres el m
a-. Estoy a punto de volver
evuelve la frustración. -Bueno, ahora tienes material de sobra para tu his
muestre la ciudad esta tarde? Sal del hotel un rato. A cambio, escribiré un artículo elogioso sobre
brillo de sus ojos marrones, cómo la luz del sol se refleja en su cabello castaño
lrededores, señorita Bal
-Por favor, llámame Tamara . Conozco los mejores luga
o. Quizás esta entrevista no sea
o. -Bueno, pues impresióname. ¿Qué i
teles y la fruta recién hechos. Luego podemos pasear por Central Park y te enseñaré el estanque con los veleros y la fuente Bethesda. ¡Ah! También d
irándome expectante. Su entusia
uena divertido -admito-. Y sí,
íe radiante
un buen rato, y si escribe una buena historia sobre mí, podría ganarme el apoyo de la gente de mi país. Y cuando tenga más ciudadan
unto, ofreciéndole mi brazo
me toma del br
el pasillo. ¿Un día con una mujer encantadora y nadi
ranquilamente, y veo un grupo de guardias re
do escaparme, me arrastrar
puerta más cercana, arrastrándonos a ambos hacia adentro
s paralizadas, pecho contra pecho en el armario oscuro. Soy muy consciente de su cuer
estado tan cerca de muchas mujeres, muchas veces, y
la. Támara me mira con esos grandes ojos de c
os unidos en este íntimo abrazo. El aire se siente eléctrico. Támara separa ligeramen
y me doy la vuelta. -Eh, deberíamos
salgo, aturdida. Támara me
r aquí. Vamos. Conozco una ruta secundaria que podemos tomar
el efecto embriagador que me causaba estar tan
l hotel, apreciando su andar seguro y su perfil suav
MA
concurrida calle de Manhattan. ¡No puedo creer que ca
s un trabajo profesional. Necesito que la
en la oscuridad, se sintió... bien. Natural, incluso. Y la
un taxi. Armando se desliza a mi lado, rozando mi
?, pregunta con ese
do sonar despreocupado. -No puedes visitar Nueva
íe. -Tengo m