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Historia

Capítulo 5 Me siento libre

Palabras:1206    |    Actualizado en: 26/04/2025

bro infantil. Observo su perfil: su nariz majestuosa, su mandíbula afilada, salpicada de barba incipi

erminará pronto. Armando regresará a su mundo , se conve

able pasar tiempo con él después de hoy, pero necesito recordar

las mejores porciones de la ciudad. Armando insiste en pagar, a pes

mes porciones, nos sentamos en una mesa pequeña junto a la ventana. El aroma a

l queso se estira deliciosamen

íble! exclama c

de salsa pegada al labio inferior y tengo que re

esita para abrirse más. Armando me hace preguntas profundas sobre mi trabajo, mi familia, mi vida en la ciudad. Me cuenta cómo fue crece

mas cortezas se acabaron.

remos tomar el próximo ferry a

na. -¡Qué ganas de ver la Est

nunca ha viajado en metro. Se queda un rato, observando a otros pasar por los torniquetes antes

oso muelle. Armando contempla con asombro la i

nífica!

uristas que hablan una cacofonía de idiomas. Armando parece fascinado por t

s palpable. Estar cerca de él me alegra el día. Siento que estamos de

la estatua. Una vez dentro, subimos lentamente la estrecha

de observación. La amplia vista del puerto

arandilla, con el viento

es como este todos los dí

iene muy contr

estaba a tus pies , le digo

. -No es tan sencill

ier cosa? Me acerco un poco más, ya que

sucesión al magistrado , pero no tengo poder judicial pa

aprieto la mano. El fuego se enciende donde nos

ué estaba pensando. Fue un momento desco

concentrarme. Quizás pueda hacerle olvidar que

pire State Build

hasta que el sol se esconde en el horizonte con un resplandor naranja y rosa. Fi

éfono de Armando . Mir

y bien... Solo estoy viendo la ciudad. -La voz de Arman

ptamente y me muerdo el

ará fuerzas de segurida

nte. -Que miren. Por primera

sin querer que

rcar, mi corazón se desploma con cada paso. Tengo sufic

jar ir a Armando ,

pasionado por la vida. Parece un crimen dejarlo escapar al i

el río, sus ojos se e

r enseñarme

a. -Fue un placer ,

vo. -¿Está mal que no q

co. -No, susurro. -Yo ta

más puedes enseñarme? Hemos visto paisajes impresionantes,

trabajar y vuelvo a casa. Podría enseñarte

cabeza. -Sé qu

ces... ¿te gustaría ver mi apartamento? No

dibuja en sus labio

centro. Durante todo el camino, me pregunto si es buena idea

ió vivir sin ataduras al menos por un día, y decido que y

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