dado atrás. Había firmado los papeles, había empacado sus cosas y, por pr
que dejara asuntos inconclus
dades y a la élite financiera que orbitaba alrededor del poderoso imperio Halsten Corp. Catalina había planeado no asistir est
te de la sociedad que tanto te ac
ampa. Y el
amiga, mientras la ayudaba a ajustarse el vestido negro c
ndo la barbilla-. Esta será la última vez que juegue su
rillo inocente de la mujer que entró a ese matrimonio cinco años atrás. Ahor
ya no pertenecía
hes de los fotógrafos iluminaban la alfombra roja mientras los invitados llegaban u
trada, un murmullo recorrió a los
s e
eñora Ha
¡está des
s cuchicheos venenosos y las sonrisas falsas. Sabía que, para mucho
para L
sus ojos grises la recorrieron lentamente. Sonrió, esa sonrisa arrogante qu
Un mesero apareció a su lado ofreciéndole una
que todos pudieran escucharlo-. Me alegra que h
sin mostrar los dientes-. Tú también parece
aban sonrisas mientras observaban
, se inclinó levemente hacia ella, bajando
s -susurró-. Supongo que ya no es tan fácil vivir sin el ape
pa con más fuerza, pe
Leonard. Solo tú necesitas
. Pero todos sabemos que, durante cinco años, lo único que te sostuvo fue la caridad de este mat
s. Catalina sintió el calor subirle por el
placer de ver
e a veces los adornos terminan valiendo más cuand
, mientras algunos asistentes se removían incómod
ialdad escalofriante-. Seguro alguien se apiadará y te ofrecerá algún t
o de inversionistas, dejándola allí, baj
aminó hacia la terraza exterior, donde la música apenas se oía y la brisa helad
surró a sí misma-. No má
hombre de porte elegante, con ojos calculadores. No pertenecía a
aún no i
ave en el nuevo juego que C
endería que la mujer que una vez h