n Nymira no t
viejo faro, Lyra sostenía el mapa entre sus dedos como si ardiera. Y quizás lo hacía. No con fu
abía v
lo hab
a quién le pertenecía
-
sian, al encontrarla en el ta
ó. Pero
nque... siento que s
líneas parecían respirar, moverse apenas. Como
lquiera -dijo él-.
rró Lyra, sin q
, herido sin razón visibl
z
m
l
ya lo
ajó la
ue volvió, camina como si l
¿todaví
justa, pero tampo
spondió ella-. No entre ustedes do
-
utas del Silencio, E
ca
na de aceite, brillaba con un tono turquesa que no debía estar allí. Las líneas
ng
s
bujaba. Formaba espirales y glifos idénticos a los del mapa, c
ire se volvió espeso, como
ados no se
contigo hasta el
ntre olas
Nóm
ó, pero n
l mapa... como si
-
ió en el taller. Mojado po
ro-. El mapa está vivo. Se muev
a. No por miedo, sin
é vi
n nombre. Que
. Pero fue Cassian quien apareció primero. Con s
-dijo él, espada al cin
miró, si
mo que tú: un
-
pa, en la mesa, brillaba
tonc
agr
pel. No
eali
pa desde el centro hacia los márgenes.
a pal
ombre...
do en sueños. Cassian desenfundó. Ezra
do desp
stedes seguir
una a
na pr
-
del ca
viento arrastró una gavi
a no era s
prel
pa te
trazo más
mada