ta y se giró. La expresión de
le supliqué, mi voz rota. "
sonrisa torci
ue todos lo vean. Que todos vean a la herman
emblando, sostenida apenas por Elena. La gente retrocedió, creando un
e habíamos guardado para un brindis especial. Mis ojos
o brusco. El sonido resonó en
ra, volcó la botella e
El champán me corría por la cara, mezclándose con mis lágrimas. Sentí el frío pegajoso en mi piel, la humillac
emblar, incapaz
ando la botella vacía al suelo, donde se hizo añico
La luz de la pantalla iluminó s
a llorosa y empapada. "Vamos a enviarle un pequeño rec
nmortalizando mi dolor para el disfrute de otra persona. Intenté cubrirme
. Quiero que vea tus ojos. Los m
neno que se filt
amila sufrió de verdad. Tú solo estás recibiendo una pequeñ
ido empapado pegado a mis piernas. Él me miró desde arriba con desprecio, gua
sin mirarme, como si mi dolor fuera contagioso. Solo Elena se q
o. La persona que me devolvía la mirada era un monstruo. El rímel corrido formaba surcos negros
erza, tratando de quitarme el champán, el olor de su traición, la sensación de sus manos e
ue. Él me empujaba en el columpio, cada vez más alto. "¡Más alto, Ricky, más alto!" le gritaba yo, riendo. Y él reía
e era nuevo en la ciudad, que no conocía a nadie. Yo estaba rota, sola, y él fue mi salvavidas. Ahora me daba cuenta. No fue una co