ngre llenaba mis fosas na
rmol de mi propio recibidor, con un
s de Ricardo, mi prometido, y los tacones de aguja de Elena
una falsa preocupación que me revolvió el estómago, mientras la
ición era mil vece
ermera me confirmó lo inevitable: "Lame
a cocina, riéndose, Elena con una de mis batas de seda, Ricar
su máscara de actriz y Ricar
el mundo, mientras yo yacía en un hospital: "Encontrando la felicidad en los lugares
, una pregunta que me quemaba la garganta:
as dramática, Sofía. Fue un accidente
la últ
loqueó la puerta, exigiendo que me que
una bo
era Elena, fingiendo un malestar p
repitiendo lo que Elena le había dicho: "¡Mi mamá está llorando! Dice qu
a que lo desarmó: "No tenemos nada
tamos casados. Y si te vas, te vas sin n
dinero. Quier
"¡Inútil! ¡Siempre has sido una inútil! ¡Tu hermana, ella sí sabe cómo co
e de ser mi madre
ano, me juré que no v