je que la volvió loca. Este decía: "Jonson, hace años que no nos vemos. ¿Cómo está nuestra hija?". Aunque el remitente era desconocido, ell
n la habitación, se puso más furiosa. Esa mujer estuvo a punto de arruinar a su familia, pero como ella no sabía dónde encontrarla, solo podía descargar su ira cont
que ella aún no había llegado a casa, por lo que se enojó más y murmuró: "Eres tan disoluta como tu madre. A
corrió como loca hacia la puerta. No podía esperar para abofetearla. Tan pronto como se abrió la puerta, su mano derecha aterrizó pesadamente en la cara de Leona y le grit
sí que ella quiso explicarlo. Quería hacerle saber que no p
jer desvergonzada y tú eres como ella. Bueno, ¿por qué debería sorprenderme? De hecho, te pareces a ella. ¿Y sabes qué? ¡A ambas les gusta coquetear con hombres!".
ente, no pudo evitar culpar a su madre: 'Mamá, ¿por qué tuviste que darme a luz si no me quería
ía estado muy ocupada. Tenía dos trabajos por la noche mientras iba a la escuela durante el día y dedicaba un poco de tiempo a visitar a York en el hospital. Cada vez que la madre de este no est
ron atención. Parecía que los dos tenían personalidades totalmente diferentes. Uno siempre tenía una sonrisa
r amigo de Greg desde la infancia. El hombre junto a él tenía un rostro firme y masculino. Sus delgados labios estaban
evera en su rostro, siguió en silencio a Evan dentro del bar. Si Leona estaba allí, definitivamente lo reconocería. Era Greg,
mable sonrisa. Era uno de sus clientes habituales, así que ya lo cono
se despertó repentinamente, pues reconoció a la hermosa joven de inmediato. Era Leona, la segunda hija de la familia Ling y la hermana menor de Jasmine. Greg recordó la noche en que tuvo un encuentro con ella en el pati
aquí cuando quiero relajarme. Este bar es agradable, especialmente por sus hermosas camar
ntado tranquilamente en el sofá, Greg señaló a Leona, que estaba de
ca. Luego, avergonzada, dijo: "Señor, ell
Evan, quien se dio cuenta de que su amigo había estado mirando a Leona, por lo que supo que él estaba interesado en ella. E
ra una botella de vino importado a la habitación privada No.1. La chica dudó de inmediato. Una de las políticas de su bar era que solo las a
: "No te preocupes. Solo servirás la botella de vino
mano de Amelia y fue a la habitación que esta le había indicado. En el momento en que abrió la puerta, vio indistintamente a do
hombres, decidió hacerlo. Sin embargo, aun así se sentía extraña. Olivia y ella eran camareras, y se
sación que surgió en su corazón. Sin pensarlo demasiado, dejó
Antes de que pudiera saber lo que estaba pasando, escuchó una voz familiar: "Gatita sa
nte, pues solo conocía a una persona