La luz blanca del techo me lastimaba los ojos, y
abía una nota. No hab
entró a camb
rita?", preguntó con a
lejandro Vargas?
ció el ceño, trat
Una señorita muy pálida se sintió mal, y é
mi
supu
ás importante que un malestar de Camila. Una oleada de amargura me
un recuerdo vino a
tidós. Éramos solo dos estudiantes de música llenos de sueños. Una tarde, en el parque
Tienes un don. Nunca dejes q
ez. Y yo le creí. Creí que veí
lejandro ya empezaba a ser conocido. Ahí fue donde conoció a Camila, la hij
n. Él estaba escuchando a Camila hablar, con la mis
él me presentó de
ía. Me ayuda con alg
ora, su musa. Pero en ese momento, frente
l princip
amientos. No era Alejandro. Eran dos de sus amigos, M
iente", dijo Mateo, dejando unas fl
e desmayaste. Qué dramáti
", pregunté, ign
ltó una
raste? Ganó
sin co
apue
no aguantarías más de un año de su trato. Yo dije que dos. Pero mírate, diez años desp
r, mi dedicación, mi dolor... todo había sido
el cáncer, ni por la traición, empezar
Fuera de a
ejándome sola con los pe
staba mi pulsera. La pulsera de plata que mi madre me había dado antes de morir. Se la había dado a Alejandr
n eslabón estaba aplastado, como si
ra mi último deseo, mi objeto m
lsera rota en la mano, y lloré
sonó con la notificación de
oportunida
o sin que supieras (perdón por el atrevimiento, pero eres demasiado talentosa para desperdiciarte). ¡Y les encantó! Quiere
o, lejos de Camila, lejo
de esperanza se en
n mi puerta. No para ver cómo e
la boda. Y necesito que me ayudes a terminar l
una calma extraña,
o... ¿y si me voy? Hay una
, tan fuerte y genuina
crees que eres? Tu lugar está aquí, a mi lado. Ahora que est
rtida en un fuego gélido de determinación. Ya no hab
oz tan tranquila que hasta a mí me
o, creyendo que habí
Ahora, sobre es
mente estaba en otro lugar. Estaba planeando
fuerte que haría te