bolsillo, mostrando un número
Dal
s días de universidad: profunda, firme y serena, como si fue
a misma noche. Necesito una nueva identidad, una vi
ó él con calma, sin most
sa, en la fi
y la confirmación de un vuelo en menos de una hora. Las acciones que
n acuerdo. Estoy pagando mi libertad. Lo odias, Dalton. D
apelar a su enemistad con Austen era much
egó su respuesta: "De acuerdo, Alana. Será u
ea se
mano rota le recordaba la urgencia de su realidad. Encontró sobre el escritorio de Aus
l divorcio que su abogado había redactado hacía meses,
itación, caminaba li
ló recostada en la cama, proyectando la
r una aparente preocupación. Tomó su mano sana
su voz cargada de lo que parecía auténtico arr
ido rozara su oído. "Jamás pienses en dejarme, Al
seguido cada movimiento: rastreó el avión, compró todas las habitaciones del hotel y terminó en una cr
no era entrega,
una. No podía dejar que notara la rabia
strarte", murmuró con dulzura. "Es un proyect
tre los folios el acuerdo de divorcio. "Nec
irmó sin leer. Confiaba plenamente en ella cuando se trataba de negocios
luego pasó hoja tras hoja sin dudar. Su rúbrica en los pap
ijo, dejando los documentos a un l
ana. Él acababa de sellar el fin de s
ole sopa y pan en una bandeja. Era un monstruo,
tima cucharada, la puerta del
nrisa venenosa en el rostr
ción; especialmente la de tu mano es horrible, me p
a una foto de su mano
en le había roto dos dedos porque Joyce afir
Alana con voz baja. "Y
ndió ella, avanza
vió la vista hacia la puerta; por un instante mostró p
izo un corte superficial en el brazo y
s se deslizaban por sus mejillas. "¡Alana
ensangrentado al abrecartas en el
a ira inmediata, la creencia
no oc
lanzó junto a Alana, con las man
Te lastimó?", p
a con un gesto de irritación fr
rme!", gritó, mos
o menos atacarte", replicó él con
édula. Por primera vez
rosa, una mezcla de furia y emoción. "Mira las
años de acusaciones falsas la
a su pecho y la abrazó con ternura. "Tranq
con dulzura. "No necesi
"Vete a casa. Alana
izada un segundo, l
stello de algo pel
crees?", pregun
esándole la frente antes de levantarse
alejaron po
ue retenía. Por un instante, pensó que quizá e
se hizo añicos
resionando un paño impregnado de
adido por un olor
ciente fue recordar sus pa
la más despiad