con fuerza y un profundo dolor le irradiaba el hombro. Parpadeó y abrió los ojos; la
o un golpe y el médico tuvo que ponerle siete puntos en el cuero cabelludo y otros cinco
regunta que importaba, con una voz seca y áspera: "¿Quién me trajo?". Contuvo la respiración,
La señorita Chloe Vance, estaba bastante f
y frágil hermana también era una "víctima"? A Alex le tembló la mano mientras alcanzaba su teléfono en la mesita de noche. Manipuló la pantalla con to
sofá de felpa, con la cara pálida y llena de lágrimas. El brazo que Brooks le había agarrado, estaba envuelto en un vendaje blanco inmaculado. La cámara se de
cibido. "Lo siento", susurró Chastity en el video, como un sonido patéti
rla: "No es culpa tuya. Yo estoy aquí
sintió una oleada de náuseas tan intensa que parecía un golpe físico. El dolor en la cabeza y en el hombro... no era nada comparado con la agonía que le desg
importaba. Entonces una furia fría y dura sustituyó al dolor, s
ito hablar con la policía. Quiero presentar cargos po
iempre, sin un solo cabello fuera de su sitio. Sus ojos grises tenían una expresión fría, pero no estaban llenos de preocupación, sino de gélida desaprobación. "
o, Brooks; lo estoy haciendo. Tu hermana me rompió una botella en la cabe
ando tensión en el ambiente. "No seas ri
¡Y a la única persona a la que estaba asustando era a mí,
rooks con calma, como si
con incredulidad. "¿Qué le hiciste? ¿Qu
mes", afirmó, como si se tratara de una senten
on vacaciones! ¿Una estancia de un mes en la mansión Kane, contigo pendiente de ella? No la es
l, aunque sus ojos no se e
¿verdad? Usaste tu nombre y tu poder, para q
un asunto familiar indecoros
aba completamente indefensa. "Te di seis años de mi vida. ¿Algo de eso fue real para ti? ¿Alguna vez, por un segundo, sentiste algo por mí?", susurró ella
ilegible se reflejó en su ros
mbiando su tono al de un director general que se ocupa de un complicado asunto de recursos humanos. "Me aseguraré de que recibas
e casi una década. Se había doblegado tratando de complacerlo y ganarse un poco de su afecto; se lo había dado todo. Y él nunca le había dado nada a cambio, ni un solo regalo no solicitado. Ni una ca
, mezclándose con el dolor y la furia. "¿Mi problema?", jadeó por fin, mirándolo con ojos que parecían centenarios. "¿Crees que un cheque generoso c
i fuera una ecuación compleja que no podía resolve
irtudes", dijo ella con odio. Ella se recostó contra las almohadas, mientras su cuerpo tembl