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Historia

Capítulo 4

Palabras:1176    |    Actualizado en: 29/08/2025

le pelaba las manzanas y luego las cortaba en rodajas perfectas y uniformes. También le ahuecaba las almohadas y le ajustaba las mantas. Además,

una señal de que él finalmente se preocupaba por ella. Y se habría aferrado a e

po y serio de su cónyuge, mientras le sostenía un vaso de agua en los labios, pero lo único que sentía era una desoladora s

botella contra su cráneo. Y luego, ver a su esposo consolando a su agresora. Descubrió que dejar ir a alguien que amas no es un proceso, sino un momento de brutal claridad. El día que

xpresión era de una inocencia hosca. Además, un pequeño vendaje, casi invisible, seguía en su mejilla, creand

í?", preguntó Alex,

e la puerta del copiloto. No miró a su mujer mientras hablaba, sino a su her

"Lo siento, Alex. No quise lastimarte. Estaba alterada y me pongo muy sensible". Tras eso, se

la intensión de suavizar las cosas. Esa era su

Se subió al auto, y un silencio

; un panel de vidrio insonorizado los separaba. Esta última se sentía como si fuera

a Chastity, en lo que era una vi

ientemente alto para que Alex la oyera: "¡Oh, mira! Brandon Carmichael acaba de enviarme una solicitud de amistad. E

lante, para cubrir la pantalla del teléfono de su her

ca, recuperando su celular.

claró su hermano, con voz tensa. Luego, insis

bía un destello de triunfo, pues había logrado que él reaccionara como quería. Tras

rlocutor, relajando li

omo su hermana, pues la trataba como un amante celoso y posesivo, pero estaba atrapado en un papel del que no podía e

temente grande para contener su presencia. Su felicidad llegaba desde la sala hasta sus oídos: las risitas agudas de Caridad y la rara y baja carcajada d

por su pecho. Era el dolor de saber excluida y sola. Cuando las risas cesaron, decidió que era momento

ve resplandor de las luces de la ciudad q

sión de completa adoración, que le quitó a Alex el aliento. Acariciaba suavemente la cabeza de la joven, mientras que con su mano libre trazaba la curva de su mejilla.,

s labios se entreabrieron ligeramente. Levantó la mano, que term

ló por la conmoción. Después, algo dentro de él se rompió. Los muros que había construido cuidadosamente se desmoronaron. Gimió, por culpa de una pura y agonizante necesidad, y corres

definitiva. La escena ni siquiera la lastimó, solo fue... confirmación. Era la pie

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