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Historia
Novia Renacida, Ya no tu víctima

Novia Renacida, Ya no tu víctima

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:3132    |    Actualizado en: 17/10/2025

oto de mi prometido con una

ón aterrizó, había

ntras me buscaban. Mi prometido, Mateo, ahora estaba casado con e

ó una caída por las escaleras, me culpó a mí. Para castigarm

dad asfixiante, pe

staba actuando para

ta. He despertado el día de mi boda. Mis p

ítu

Herrer

ción de Escándalo Hoy hizo estallar mi v

como una promesa. Mi dama de honor, Camila, estaba en el baño, tarareando un

ado pe

EL MAGNATE TECNOLÓGICO MATEO GARZA Y SU CITA NOCTUR

se me det

inclinada cerca de una mujer más joven afuera de un bar con poca luz. Su mano estaba en el brazo de ella. El rostro

ba. Brenda Soto. Una

ración se volvió corta y entrecortada. Esto no podía ser real. Mateo no. No el hombre que había ama

baño, con la ca

ien? Parece que v

r. Solo le ext

ron la pantalla,

o es basura de tabloide. Sab

concentrada. Conocía esa mirada. No est

surré, mi voz era

a llamarlo. Hablemos c

me venían encima. El hermoso vestido blanco sobre la cama parecía burlarse de mí

casa. Conduje

de boletos más cercano,

ional que salga -dije, con

ara surcada de lágrimas

mo es a París. Abor

to

no se me escapó. Pasé por seguridad como en un trance, el artículo ardiendo detrás

eció una bebida, su sonrisa compasiva. Solo negué con la cabeza, incapaz de formar palabras. El zumbido de los motores era una

el sol entraba a raudales por la ventana, dura e implacable. Me palpitaba la c

de desplazamiento. El aire olía diferente. La moda era... extraña. Más elegante, más futuris

stinto, una necesidad cruda y primaria, fue llamar a m

r. Estaba muert

orma que nunca había visto. Un hombre a mi lado, al notar m

? Hace años que no

sangre s

gnoré las docenas de mensajes frenéticos de Camila

rabado, frío y automatizado. "El número

ó la garganta. Intenté con el núm

zando a temblar de nuevo. Intenté con

erada. Quizás cambiaron sus números. Quizás se mudaro

alquier auto en el que hubiera estado. Le di al conductor la dire

ojos encontrándose con los míos en el esp

áficos. Cuando llegamos, la casa de mi infancia ya no estaba. En su

ando del auto-. E

res en mi celular. Miró la foto, luego a

to mucho. Hubo un accidente. Un choque d

dad se desvanecieron en un rugido sordo en mis oídos

años

rando condolencias que no pude procesar. Mi m

n el puesto de periódicos p

bía ido

ese avión dura

s estaban muertos. Habían muerto buscándome. El pensamiento era un trozo de v

is padres se habían ido. La

daba una

Su nombre todavía estaba allí, un doloroso record

aparecí el día de nuestra boda, pero accidentalmente viajé en el tiempo cinc

casa, ni familia. Solo un nombre en un ce

quiera había tenido la presencia de ánimo para quitármelo. Lo saqué. El diamante captó la luz

e se suponía que nos mudaríamos después de la boda. Una hermosa c

tentarlo. Te

ó una vez. Dos veces. Mi corazón

Bu

nte. Más profunda. Más fría. Despoj

cir, las lágrimas

rga pausa a

ién

. soy

tan pesado que pensé que

z plana, sin emociones-. Despu

egunta. Era u

ndo a borbotones-. Algo pasó. Me subí a un avión, y... y at

aparecer el día de nuestra boda, dejarme plantado en el altar, y volver

ente-. ¡Sé que suena loco, pero es la verdad! Estoy en el aerop

har el débil sonido de música de

reguntó, su tono

mi ubi

-ordenó-. N

ea se

es un dolor físico en mi pecho. Cuando su auto se detuvo -un modelo elegante e incr

stado allí antes. Llevaba un traje a medida que gritaba poder y riqueza. Pero eran sus ojos lo que más había cam

r en sus brazos, queriendo el

ollocé, b

, su rostro una m

me t

rte que una bofetada. Me congelé,

-se burló, su voz goteando desprecio-. Cinco años de silencio, y reg

odo mi cuerpo tembland

ebería creerte? Me dejaste plantado. Me humillaste. Me rom

tratando de hacerle entende

aste, no preguntaste. Simplemente huiste. ¿Y ahora es

n muertos, Mateo. Murieron en un accidente de c

Por un instante, vi algo en sus ojos: sorpresa, tal vez incluso dolor. Pero

. Fui yo quien organizó el funeral. Fui yo quien te buscó durante dos años, Sofía. Dos años. Gast

injusticia de todo desgarrándom

. Miró más allá de mí, su mirada se

suave y femenina l

ó en hielo. Conocía esa voz. O má

ntir su presencia detrás de mí, una sombra ca

perdiendo su dureza, reemplazada por una gen

su mano protectoramente sobre su vientre hinc

ujer de

llena de una simpatía empalagosa y fa

a embarazada. Mis padres muertos. Mi casa, des

e, mis piernas amenaza

rando para correr, para ir a

mente devastadora en su verdad-. No tienes dinero. Ninguna identificación que sea vá

era un fantasm

locando una mano suave

asado por mucho. ¿Por qué no la llevamos a casa?

golpe físico que me dejó sin aliento. La

c

é planear la distribución con Mateo, reír mientras elegíamos los colores

mi prometido. En mi casa. Y me estaba in

e Brenda al mío, destrozado. Suspi

be al aut

ma que no reconocí. Mateo me abrió la puerta del copiloto. Sin pensar, me mo

lestia cruzó su rostro. Pero antes de que pudi

i asiento. El bebé se

. Guió suavemente a Brenda al asiento del c

esto. ¿Es

. Yo era la que estaba fuera de lugar. Rápidamente me de

La música que sonaba no era mi banda de rock indie favorita; era un jazz suave y

rdatorio de que

encio, el peso de cinco años oprimiéndonos. El auto se d

a que habíamos planeado había desaparecido. Había sido reemplazada por una estética fría y mini

no reconocí tomó

a una amenaza potencial-. El señor Garza ha dado instrucciones de que revisemos sus p

. Escucharlo de nuevo, tan clínicament

me estaban tratando

solo una invitada. Era una intrusa. Una intrusa peligrosa e inestable

él mismo? -pregunté, mi voz teñida

ciló, desconcer

hacia mí, con la m

a una mosca. -Sus ojos, sin embargo, contaban una histori

ra de la casa. Y

era de la casa. La puerta se cerró y finalmente estuve sola. La represa cuidadosamente c

es. Mateo. Mi bebé... El pensamiento vino sin ser invitado, un secreto que había guardado celosamente durante lo que

o hasta que quedé vacía, hueca.

nta me había devuelto con un resoplido de desdén.

Era el boleto de regreso de París. La fecha

imposible

no de r

speranzador. Siete días. Tenía que sobrevivir siete días. Y luego podría d

omo una oración. Era mi único salv

ía hacerlo. Ten

-

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