aterrizó en mi escritorio. Yo era una fiscal que había regresado a la Ciudad de México para s
de rodillas, pero no para pedirme matrimonio, sino par
perdiera al bebé que llevaba en secreto. En el hospital, me acusó públicamente de f
estar en el hospital", dijo con
años no se desvaneció; fue asesinado. Él pensó
uando me suplicó una segunda oportunidad, traje a mi am
, dije, mi voz como e
ítu
en que el mundo se enteró: con un inform
a la ciudad donde había forjado mi reputación. La verdadera razón era rescatar el frío y vacío matrimonio que tenía con
pediente era delgado, un simple altercado público, pero los nombres que co
o 1: Héct
a 2: Cynt
as de beneficencia, por los comentarios venenosos en su ostentoso perfil de Instagram. Era su novia, la influencer que él presu
inas que había estado ocultando cuidadosament
ente ignorante del infierno personal que acababa de entregarme. "Héctor Garza y su capricho del mes, Cynthia Rosas, tuvieron una p
n a esa pareja. La gente lo llama una 'pelea de enamorados apasiona
na. La pasión era un país que Héctor и yo nunca habíamos visitado juntos. Nuestras intera
n un movimiento preciso, controlado. No dejaría que mis manos temblaran. Yo era Alejandr
ones marcando un ritmo firme y
uió. "¿Envío
fija en el pasillo. "Me enca
a en brillantes fragmentos sobre la alfombra de felpa. Una botella a medio vaciar de Dom
staban fijos en la escena junto a los
mi esposo, est
cinta de satén de una zapatilla de ballet alrededor del delgado tobillo de Cynthia
n zumbido bajo y tranquilizador que nunca antes había escuchado. La miró, su
taba más que mi salario mensual. Probablemente se la había compra
do calculado y delicado. "Pero me gr
arecía notar a los policías en la habitación, ni a mí, parada en la puerta como un fantasma e
mi pecho, succionando toda la luz y el aire de mi mundo. Este era el hombre que había amado desde los dieciséis años. El hombre por el
pies de otra mujer, rogando su perdó
a a la que me había aferrado durante años, finalmente se hizo
o frío y duro co
re ellos. "Marcos", dije, mi voz cortando
habían estado tan llenos de adoración por Cynthia,
¿Qué estás h
é a Marcos. "Léeles sus derechos. Arréstalos a amb
"Alejandra, es
a ley?", pregunté, mi voz peligrosamente
va y asintió. "Sí
ial se acercar
rnos? ¡Hecty, haz algo! ¡No pueden arrest
a de desprecio. Pero no discutió. Conocía esa mirada en mis ojos. Era la mir
con el veneno en sus ojos mientras me miraba. "Es solo una
. Los vi irse, mi mirada deteniéndose en la apariencia perfectamente curada de Cynthia: el vestido de muñeca,
n frío que quemaba. Presioné una mano contra
pejo unidireccional de la sala de observación mientra
tén una declaración detallada de
Héctor. Conocía su guion. Pero Cynthi
s agotador. Anoche, me compró un collar de diamantes, solo porque dije que me gustaba cómo bril
na pequeña rosa. ¿No es lindo? Dice que es para que siempre esté con é
otón para cor
taba escu
s de la facultad de derecho del ITAM, que tenía una tasa de condenas casi perfecta, que había renunciado a una prometedora carr
de su junta directiva y soporté el frío escrutinio de su familia, todo por la escasa esperanza de que
sabía.
obsesiva y absorbente que acababa de prese
en la oscuridad, un pensamiento frío y claro echó ra
a de en