entran; se quedan como centinelas a ambos lados de la puerta, sus miradas fijas en mí, no en la hab
me toca
Necesitas
acerca, su expresión es tan impenetrable como siempre,
el control. No muchos lo ha
misma otra vez, a la doctora Clara Montalbán, no a la n
e nota. Ahora déjelo en man
jó Darío. La idea es como un peso frío en el estómago. Pero
a. No me siguen, pero su vigilancia es una presencia tangible. Amanda
-pregunta en voz baj
-. Y probablemente
piel cetrina pero con una fortaleza subyacente, la curiosa cadena con un anillo que ahora está guardada en una bolsa de pertenencias. Y sobre to
conexión primal, animal, de una vida aferrándos
. El contraste es brutal: de la quietud vigilada de UCI al caos organizado de pasill
ería. Me ve llegar y una sonrisa dem
VIP? -pregunta, cargando las dos últ
una neutralidad que me
quí hay trabajo real que hacer. Las indicaciones de
oy, no me afecta igual. Acabo de enfrentarme a un hombre al borde de la muerte y a un cirujano co
omando el clipb
e la desconcierta. Esperaba una reacción, un
n el papel, en la tinta, en la tarea. Es otro
ndajes, respondo preguntas. Pero mi mente vuelve, u
. No café. Agua. Estoy junto a la ventana, mirando cómo el día comienza a decl
rto y alerta. Pregunta por "la mé
La descripción me atraviesa. Él me recuerda. En medio de la ni
censor. No es protocolo. No es mi turno. Pero no puedo evitarlo. N
e ve llegar y no me detiene. Asiente le
Los monitores laten con un ritmo constante
conectados a su cuerpo, pero sus ojos... sus ojos están compl
un peso que parece ir más allá de esta habitación, de este hospital. Me mira como si estuviera memorizando cada uno de
ra de turn
bán. Justo preg
a mirada de él. Camino hasta
igo, y mi voz suena extrañame
ve a mis ojos. Su voz es ronca, débil por el tubo de respiración que le acaban de retir
usurra-.
lara Montalbán. Estuvo en muy ma
realmente está procesando: mi imagen. Hay una intensidad en su mirada que roza
dolo. Es solo mi nombre, pero en s
do la necesidad de romper ese
pero su voz me detiene. Es
se v
n es seria, casi una orden. La e
tes que atender -
esto no ha terminado. Que esto, lo que sea que esté pas
y es una promesa profesional, pero suen
e observan, y esta vez creo detectar algo nuevo en sus expres
la traición de Darío, la humillación de esta mañana... todo palidece ante la memoria de esos ojos
hablando en voz baja con otra enfermera. Se callan
doctora? -pregunta
y, soy yo quien sonríe, con u
control -digo, y mi voz no t
lo hay una imagen: un hombre en una cama de UCI, des

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