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as, de sacrificios, de una vida que nunca fue. Lo que una vez significó la pureza y la promesa, ahora solo representaba la humillación y el desengaño. Mis dedos se tens
los trozos más grandes y, con una resolución implacable, lo lancé a la chimenea encendida. Las llamas lo devoraron con un crepitar voraz, convirtiéndolo en cenizas en cue
n a murmurar. Sus miradas de lástima se convirtieron en confusión y as
upada con Bella, sus pensamientos, sus necesidades. Él no pensaba en mí. Nunca fue una sorpresa. El dolo
el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rosados y naran
tilde" , la voz de mi padre resonó en mis recuerdos. "Pe
ro yo, sin el peso de mi apellido, sería suficiente. Que mi a
onexión instantánea, poderosa, innegable. Sentí su vínculo en mi mente, un llamado profundo que me prometía un futuro juntos. Él era el heredero del imperio Calvet, yo, una "Matilde Mén
eños fugaces. Pero con el tiempo, todo se desvaneció, eclipsado por los capri
ahora solo me parecía una piedra pesada. Lo dejé caer en la basura, sin una
óvenes se agolpaba alrededor de una antigua pantalla de com
ñalando la pantalla. "¡Bella Po
calmente junto a Eduardo, quien la sostenía en brazos. Su pi
"Eduardo me cuidó toda la noche. ¡Gracias por sacrificar
r mi garganta, pero esta vez, mi determinación era de hierro. La confirmación de su trai
illó, como si respondiera a mi voluntad. Mis pasos me llevaron directamente al gran

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