lde
Se llevó la mano al pecho y se tambaleó, fingiendo mareo. "¡Ay, Eduardo! Me siento tan... tan déb
ersación. "¡Bella! ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Un médico?" . Me miró de reojo, apenas un parpadeo de reconocim
necesito... que me lleves a casa, mi amor. Me siento mareada.
por Bella. "Matilde, yo... tengo que llevar a Bella. Su salu
ca. "Por supuesto, Eduardo. Haz lo que
Bella, acurrucada en sus brazos, me lanzó una mirada fugaz por encima del hombro de Eduardo
asos apresurados. "Vuelvo ense
na comprensión profunda y liberadora me invadió. Esto era todo. El final. No había vuelta atrás. Eduardo había sellado nuestro destino
años de mi vida. Mis movimientos eran precisos, metódicos. Empaqué mis poc
Matilde, perdóname. Bella se puso peor. Creo que necesita descansar. No podré volver esta noche. Per
queño amuleto, una reliquia familiar que había guarda
adas por la mayoría, fluyeron de mi boca con una fuerza que me sorprendió.
o. "He dejado tu dominio. He roto mi voto. No estoy más atada a ti. Declaro ante los Antiguos, ante el cielo y la tierra, que
iera partido por la mitad. Mis músculos se contrajeron, mi visión se nubló. Era la separación de nuestras
Eduardo. Sabía que era él. El vínculo se rompió por completo, no con un d
ndo con el poder recién desatado. "P
sobre las tierras de Eduardo. Ya no existía para mí.

GOOGLE PLAY