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dejaba comida y creo que ahora se le había olvidado, y en el refrigerador solo había encontrado una caja de leche, que luego me di cuenta estaba vencida, porque los vómitos no tardaron en venir. Odiaba
, mamá me había dejado todas las puertas cerradas, seguramente sabía que se iba a demo
ez que estuvo varios días sin venir. Dijo que era para que no estuviera sola, que la muñeca me protegería, y tenía razón como siem
ba mamá ahí, pero ella se veía muy mal,
in acercarme a ella, tengo miedo y
? -me pregunt
te, ella se ve muy mal, teng
e llenan los ojos de lágrimas, odio que me grite, no me eh portado mal
os segundos, y creo que se ha enojado más pero no había dinero
dice sacando unos billetes del
dad ahora que ya está aquí, no me había dado cuenta lo mucho que la extrañe. Cogí el dinero y Salí a comprar algo, porque mi estómago no paraba de sonar, me apete
nada más según me dijo la señora que me atendió, así que me senté en la mesa a esper
sabía su nombre pero la verdad ahora no p
rán las papitas? -le pregunto, porque
r? -su voz sonaba tan delicada
y no podía salir porque las puertas estaban cerradas, además no tenía di
ella tenía los ojos abiertos, mu
le re
pero no le respondí porque cr
cina, quizás a buscar mis papita
má no está, y eso me deprime mucho, quería que comiéramos las papitas juntas y que me contara lo que había hecho esos tres días. Pero
r, reconocí la voz, ¡era Mamá!, ell
escalofríos, no entendía nada -siempre has sido una puta, ¿te gusta así? -tím
amá
sentí, y camine con la bolsa de mis papitas. Mi muñeca estaba justo donde
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uando pasa por el lado mío a veces me empuja y se ríe, pero yo no encuentro qu
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a alejado de mí, o me daba empujones. Pero ahora mi mejilla duele, y mi espalda también, porque me quería proteger pero él me persiguió con su cinturón y mientras iba corriendo sentí el fuerte dolor
estar jugando con muñecas -me gritó, creí
a mi muñeca, la única que me hacía sen
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o! -le rogué
sa! -me gritó enojado, l
unca más mi dinero -dicho esto, dejó caer el cinturón a
l nunca se detuvo, sentía un odio imparable, y parecía disfrutar cuando
avor! -lloré
ro, y no dijo nada. Me dejó a m
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do la menstruación, llego lo peor. Un día después de llegar del colegio, estaba David, bebiendo en el sillón como cada día, mientras
sentí asco, y quise taparme. Camine rápidamente hacia mi habitación pero tarde me
s, los ojos se me llenaron de lágrimas, ¡por dios esto no podía estar pasando!, mientras con su otra mano me recorría las piernas
echo, mientras las lágrimas corrían por mi cara, mientras él hacía lo que quería con mi cuerpo. Maldije a ese idiota, me maldije por ser tan débil y dejar que esto pasar
no tení
uiera
spír
nas de
por ese hombre ocupó todos mis pensamientos.