ista de So
mis propios pensamientos. Jimena me miraba con ojos grandes e incrédulos desde el otro lado d
n gruñido bajo- que te dejó en su décimo aniv
vino, la amargura
os esa es
su tenedor c
íble chamba en tecnología, tomar ese aburrido puesto administrativo so
vuelo, mi ambición, mi propia identidad. Lo hice porque lo amaba, por
e sus verdades! -declaró Jimena,
sobre la mesa, a
oz era tranquila, casi
ó, per
ulador, hipócrita... mujeriego! ¡No
asentó profundamente en mis huesos-. No vale otra lá
suavizó hasta conver
para esa beca. Pensé que estaba ayudando a una estud
Damián habría encontrado a alguien más.
ro, su expresió
Sofía. Tus ojos
lenta
on. -La verdad era que el amor que una vez sentí por Damián se h
la calle proyectaban sombras largas e inquietantes. Un n
a sentado en el sofá, bañado por el brillo de la pantalla de su teléfono, su ro
u voz baja y peligrosa-. Te
ión de llamadas perdidas y mensajes de él. Ni siquiera habí
lencio -respondí, mi voz
irguiéndos
stabas haciendo, ahogando tus penas? -Sus
u mirada d
si lo
bur
ebes. ¿Y quién más estaba allí? ¿Fue ese c
Estaba proyectando su propia culpa
z elevándose ligeramente-. ¿Me dijiste qué estabas haciendo con B
e que pudiera responder, pasé junto a él y me dirig
saltar. Una pequeña criatura peluda se escabulló por las sábanas. Jadeé,
sus diminutas garras arañando mi pierna. Un pincha
riendo, su voz t
on de par en par. Rápidamente recogió a la criatura, acunándola a la defe
arañazos ardían, pero
nas un susurro-. Damián, soy alérgica a la caspa de las mascotas. Lo sabes.
una m
n gato. Y Brenda necesitaba que algu
? ¿Qué hay de mi seg
una vacuna contra el tétan
su jaula, un destello de
aré. Aho
o. Miró la pantalla, luego a mí, con
ra vez. Está
i siquiera tenía que deci
a calidez-. Ve a consolarla, Damián. Claram
undo, luego aga
rometo. Solo espera aquí. -Me miró,
las otras veces que había elegido a alguien o algo más por encima de mí. Sup

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