s duradero es
is de
tido más rabia sentía. En definitivas cuentas yo no solo era la burla de Dios sino toda su rutina de comedia. Y mi abuelo seguramente mientras est
as y hacerlo pedazo, picadillo aquí mismo sin importarme un comino que el vestido haya sido de mi difunt
. Una lágrima de anhelo. Pero para mí no pasaba de ser un mugroso trapo el cual quería qu
largo color rosa blush con escote asimétrico anudado a un hombro.―Tu solita te busca
arme lo que yo ya se.―comienzo a rascarme el cuello pues tengo co
es, un golpeteo fuerte en el corazón que me retumba en los oídos. Me sudan las manos, me tiembl
ren de vida tu abuelo te iba a desheredar. Y eso fue lo que hizo, bien dice mi madre: en gue