mi humanidad es una bolsa de cemento que se hunde más en la silla dura de la cocina, pero tengo que levanta
a. Pili el cerdito mueve su traserito cuando me ve y corre a olfatearme. No sé por qué estoy acá si se supone q
mi y tampoco escucho quejas o griterío, lo qu
ili detrás. Colgando la ropa, repaso la lista de cosas que tenía por hacer: bañar a l
er el despelote que
llegó la mami, pero a
Le
remera de uno de los gem
súper! ¡Dale, hijo! ¡¿T
la
gritar y v
sastre en la mesa era más grande de lo que me acordaba. Hay
mami señala la pileta llena de ollas sucias-. Si tenés tiempo para vaguea
un inútil, un vago, el único que no tiene que trabajar aparte de mis hermanitos; pero que i
jando y parece que esa es una tarea tan chupavida que no hay de otra que no
n me deja muchas cosas por hacer. Lógico que, entre hacer lo que me piden para la
ago las cosas y todo es
s tiradas en la mesa mientras chasquea la lengua y frunce el ceño a más no poder-. ¡Lo prime
chiquito
ta que saca del bols
gr
a puerta mientras ella va a su pieza para c
comprar algo
¡
ente reposando en la vereda de sus casas a pesar de que el aire es por demás fr
arte de que cierra a las diez y apenas creo que van a ser las nueve. Cuando llego, hay algunos nenes
que cenan, obvio que al super vendrán a comprar cosas c
rta y una viejita que paga un paquete de virulanas y un saché de lav
e la caja hasta donde están todas las cosas para el té. Pateo algunas cajas que
ier
ser por la persona clavada mirando mermeladas que
mi boca de repente tiene tierra seca
ar las cajas desparramadas por ahí, una persona ma
la y el otro de ciruela. Yo busco la leche de mis herma
omándose su tiempo para escoger una mermelada.
solo de escuela -le digo, jugando con el ta
rmelada de damasco y parece haber escogido la de du
alizar las mermeladas como hizo Benja. En se
él-. ¿Buscando una m
son olas de mar que engullen toda su cara, to
a señala una fila de una marca -. ¿
ja en las manos de la viejita lo
agitando
e quita l
s hacia la caja que tiene
una sonrisa amable en su rostro que cre
bien con lo
uelve a tener rostro se
pon
retar a mis hermanitos como si fuer
e entró de repente o su fría seriedad, pero mi ahora tengo piel de gall
mi madre. Ahí están las trabas para tender que
jamín hast
ece que con Benja vamos por la misma calle. Si él de repente se cruza, no lo molest
e a la casa de la señora que vend
ara mirar que no venga ningún auto cuando vamos por la te
a es la que dirige el coro de la vicaría. Su casa está al lado del
mi casa, me d
dice, despidiénd