era muy bueno, ya q
siendo atrapada por el malo. Normalmente, Sebastian no estaría interesado en este tipo de cosas. Sucedió mucho en el bar, por lo que no fue sorprendente. Pero la sorprendente belleza de Carol le l
?" llamado
re que entró fue su mano derecha y guardaespalda
uí. Date prisa ", dijo Sebastián con fri
r qué, sino simplemente hacer lo que le ordena
e vino, Sebastian se levantó
arrada, revelando su piel cremosa. Si hubiera llegado un poco tarde, el líder de la pand
e la cara. Mirándola de cerca, Sebastian se sorprendió. La niña tenía mechones rizados deliciosos, y su rostro rubio estaba tallado con rasgos finos. Su abrigo estaba hec
o, la mujer era indudablemente estúpida. Esta mujer sexy no solo deambulaba sola por una ciudad peligro
on su comportamiento insensible. Siempre había despreciado
r los ojos de su atractivo cuerpo a pesar de su ira. Era c
por el vino. Su cuerpo ardía de necesidad. Él la m
o si lo invitara a probarla. Justo cuando bajó la cabeza para besarla, la idea de que ella podría haber
en de ese asqueroso gángster besándola fuera de su cabeza. ¿Sería capaz de d
con agua y le limpió la piel con una toalla. Se sentía ridículo bañar a una chica para que pudi
l baño. Sin embargo, se detuvo, solo porque prefería tener sexo en la cama. Después de lavarla rápidamente con agua tibia, la llev
día esperar más y comenzó a besarla ansiosamente por toda
dor. '¿Cómo es eso posible?' ella pensó con confusión. Sin embargo, no podía abrir los ojos. 'Debo estar s
a habitación estaba lle
r la ventana, Carol abrió lentamente sus bonitos ojos. Se giró
ba de lo salvaje de la noche anterior. Ella miró con dagas al culpable a su lado. '¡Bastardo! ¿Cómo p
e voy a demandar!" Finalmente, Sebastian se movió. Se sentó perezosamente, se pasó la mano por el cabello y
orprendió al saber que ella era una mujer policía. ¿Cómo po
scena de la noche anterior del bar se repetía en su mente, recordó que quedó incon
ieron difíciles p
ada por esas personas. Ya no se atrevía a pensar en las repercusiones. Carol levantó la
e un hombre tan guapo. "Solo porque me salvaste, no te da derecho a tratarme así", dijo Carol, queriendo repr
co conmovido por esa mirada, pero lo sacudió al instante. Él se rió de sí mismo, '¿M
e fuera tu primera vez". Sacó su chequera, garabateó una cantidad y la firmó con un gesto. "¿Qué tal esto?" preguntó, sosteniendo el