a había sucumbido ante el sueño
l momento en el que había abandonado la pequeña cueva y llegó un momento en el que reconocí
Sean Hunter ro
No había querido verlo de esa manera, pero le debo la vida. Y ahora que estaba seguro
primera vez en mucho tiempo esa pregunta no tenía respuesta. Todas misbrespuestas fueron condicionadas a
volvía a enlistarme para otro servicio. La milicia desde el tercer mes que llevaba en los laboratorios estuvo descartada
si completa si fui aceptado a
cología a los 14 quise tomar las cosas con más calma así que me decidí por una especialidad en psicología forense. No elegí la carrera porque eso quisiera hacer con mi vida, de hecho, hasta el sol de hoy aún no sabía qué hacer. Lo hice porque en su momento me pareció lo más atractivo. Acabé la especialidad y los 2 primeros años de mi entrenamiento militar me dediqué a estudiar una carr
on mi titulado en psicología forense, sencillamente aquella última carrera sin culminar me mante
vez me estableciera. Solamente tendría que ir a mi antiguo departamento para recoger
e su primer departamento y guardado el dinero para su posterior uso, lo único que había de mi propiedad en aquel lugar eran mis diplomas y certificados estratégicamente escondidos en una caja fuert
en mi mente pude sentirme algo mas l
e ella dándole un matiz brilloso a su hermosa piel oscura, haciendo que sus facciones marcadas de momento a otro se vieran dulces. De lejos se le notaba incómoda pero no se quejaba, es más, parecía q
suficiente como para echarse al abandono y recuperarse de
la también par
eva lo que soy por e
para asegurarse de que su
toda su conversación con su círculo social, también queda descartad
do indica que lo fue, pero hay ciertos detalles que se le escapan, en fin. A ella le debo la vida porque hay que ser realistas, si no hubiese sido con ella, por su preocupa
nte las dos anteriores noches varado y n
aroma. Desde donde estaba se le veía tan vulnerable y lo dicho,
ia mí. Quedé extasiado con él. Pero en esos momentos tenía otras prioridades y aquella declaración de mi boca no saldría, no señores. Ella es de esas chicas complicadas que te demu
estión mental que algo físico o directamente relacionado al dolor de las suturas. Podía sentir como la piel sanab
comodo mueble durmiendo. No era caballeroso y la cama era lo suficienteme
do ni un poco me puse de pie y la tomé entre mis brazos llevándola así hasta la cama. Mamá crió a un caballero, no a un ser sin es
tuvo en la cama. Lo admito una vez tomó una posición que parecía ser la definitiva no pude evitar tumbarme junto a ella y colocar su mi cabeza sobre su vientre. Mientras estaba des
odría despertar, pero en ese mom
mente estaba serena y aun teniendo todo aquel ruido de l
integrarme y volver a tener una vida n
eza metida entre libros al igual que mi niñez. En pocas palabras, me pasé por el f
r lo tanto éramos libres de hacer lo que quisiésemos en nuestros ratos li
17 con una rubia algunos años may
de lo mismo, incluso en los labora
que estaba formándose en aquellos pantaloncillos para dormir que por cierto, al igual que los calzoncillos eran sumamente incómodos pero era lo que había. No tuve que ser un genio, aunque si lo era, para saber que aquella ropa era de alguien cercano, ¿algún novio quizás? No me sorprendería, con ese carácter cualquiera querría tenerla a su la
spiración de la chica, debí preguntar su nombre porque no podía seguir refir
que hago después de hacer un barrido generalizado de la habitación o de
28
su cuerpo y de momento a otro ocurrió lo que esper
é dem
o mas creíble crucé mis brazos mientras estaba sentado en el mismo mue
ca las cejas en una c
e que alguien me
e dim
é en el baño dispuesto a tomar una ducha fría, muy fría. Ese pequeño pantalo