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Historia
Morir no será un descanso

Morir no será un descanso

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Capítulo 1 Capitulo uno

Palabras:3057    |    Actualizado en: 19/10/2021

cerca de donde rompen y espuman sus rizos las olas de un océano color rojo granate. No muy lejos d

egan y le rodean plenos de curiosidad. Gormu salta fuera de la escotilla y les hace un gesto cómplice

o bajo el cual queda oculta la nave . Luego se sacude las manos, arregla su túnica y comienza a escalar el muro rocoso del acanti

etrotraen gratos recuerdos, que giran como

aquí–masculla

or la arena, que, gratamente cálida, le

Se esfuerza en creer que ya cesaron los peligros; intenta

etiene el gesto y voltea a ver de nuevo las distancias. La desolada extensión que se encrespa hacia el horizonte infinito y aquel mar como sangre le dan

nte Basai

ujeto de luengas vestiduras y turbante blanco entre las cortinillas de l

ga– Es un milagro. Demasiados años...no h

do hace apenas dos días con Samul en casa de Xena, en el habitual banquete de amigos de ca

es en la tienda de Samul, quien compone una parte insustituible de su historia

–se lamenta Gormu–Entonces todo mi

aisaje? Pero tu apariencia es avasalladora, lo digo con franqueza, sin dudas ella no se te re

acá–advierte y le guiña un ojo píca

lama en voz alta el Almirante,

ra carcajada, mientra

ucha música de laúdes y tamboriles. En los regios tapices fluyen panoramas en movimiento. En ese minuto muest

ue te ves radiante. Juro que la próxima vez que ren

xhibe un fenotipo midráxtico, de incisivas líneas en el rostro, ojos redondos y cabello castaño entorchado como nidos de gorrión. Lo remata una barba mediana, entre pla

amul sus temores respecto a cierto persona

puede esperar de él? Podría haberle

.–le calma Samul– además, no lo cr

malo sigue siendo mal

amigo? ¿Qué si ella se enamoró de él? Es perfe

sin volver aquí. Él la hipnotizó. Tiene ese don. Ha vuelto a sus andadas. Pudiér

ra está fuera de la vista del mu

que rondaba po

tuyas – le previene Samul– No creas los comentarios de los ignora

pite Gormu, co

ge de hombros

n al pedestal de la gloria y el hombre no se va a quer

itándolos a subir. Ya acomodados en ellos, se trasladan en suave vuelo por los recovecos y anexos interiores de la tiend

rar la tristeza de su semblante. La languidez en su mirad

a larga vida–se justif

tus temores. Te

uce en vívidos hologramas los momentos de la última visita de Gormu. Después de esos instantes de remembran

cerco de arbustos de naranjo, igualmente rebosados de frutas. Por el lado del fondo sale un send

te– Ellos al menos, –apunta a los muchachos que juegan en la cerc

anzando por los tapices en derredor cual si pretendieran sumar gente a su coro. Los olores del salit

nfitriona y decirle que he venido? ¿Acaso se esconde de mí? –luego añade con suspicacia –Seguro que descansa de una

saciones. No hasta que yo regrese. Sabes qu

¿enton

nado, pero de pronto se acuerda de

Vaya, qué lástima. Espero que la linda historia de amor de u

pizpireta frente a ellos y extiende la mano para saludar. Su rostro es una rara fusión de sensualidad y candidez, mientras luce unos ojos enormes y negros. Estos lo miran con azoramiento y

e parece graciosa, acompañándose de una leve reverencia– supe que usted l

e hace señas a Samul

casi tanto como yo. –Samul se

omar la mano que la muchacha le tiende. Se la ret

o–se regocija Samul–. Solo veintiuna

rta. El vanidoso cacareo de Samul le resulta

ue digo? –insiste

r si hay alguna broma en el aire o solo

comodarla prosigue su lento vuelo. Sonríe para Gormu, sin em

, –suspira, dejando caer las manos–soy pésimo contando historias. «Está por todas las frecuencias», le he dicho, «detente a visualizar y te hartarás con todo lo que se cuenta del príncipe Almirante».

pero Samul insiste, haci

Oh, Samul querido, eres muy malo contando historias, tráeme aquí a tu amigo, quiero oír sus aventuras de

diván, que se disipa como humo tras él. Se i

y de nuevo se voltea a ver a su amigo – Hablando de caer del cielo, ¿Me prestas tu nave Isthar, compañero? Solo un par de horas. Ya la h

rmu, encogiéndose de homb

Samul se dirige

mundo en que vives, en el que vivimos todos, tiene mucho que a

ajo un ruedo de guirnaldas que les revolotea por encima. Gormu avanza un paso hacia ella y vuelve a tomar su mano, mientras contempla de cerca sus encantos. Quiere percibir su vitalidad. Cerciorarse que no

y mirando en sus pupilas con fascinación – ¡De esto hablo cuando digo felicidad! – Gormu se dirige a Sam

e le ac

esarla, qu

to consentimiento, mientras vuela en el pedalillo hacia la Isthar. De modo que Gormu estampa un beso húmedo–demasiado húmedo tal vez– en los la

ido? –le

stas regenerada? –pregunta Gorma a s

e y ya desconfías de mí? ¿Te parezco mayor? ¿O tal vez pie

amul, a quien se le ve ya entrando por la escotill

e aparta– Pues que le pregun

sobre el pecho y se

mi sospecha. Tampoco cometeré el desaguisado de preguntarle a Síbil por ti. Ser

–se entromete de nuevo Samul

humo grasiento y aromático. Paralelamente, un náper les ofrece

ano para esta fies

cordero que llega por el aire y da

resistirse –co

de adiós, ya instalado tras la escotilla de Isthar – Pero Venec

–responden

Gormu y Dwila chocan las bu

s–declaran ca

.

de todas las naciones y países, el campeón que metió en cint

quí me tienes, no como en esas aburridas sagas de los domingos. S

onversación –declara entonces la

efieres? –se

uedad cual si se tratara

bre rico, pero tu amigo Samul debe raspar todavía algunos crédi

su cabeza,

al final engatusarme – hace un gesto de con

ul a su retina, aprovechando q

esde la cabina de la nave

rata de enterarte dónde está ella. Encuéntrala para mí. No creo

el amor– pr

semblante decaído de su amigo

doy un adelanto: sé exactamente dónde está Xena. Se ha comunicado conmigo. Contigo no quiere hablar, a no ser personalmente. Y

dose sin siquiera decir adiós, como corresponde a personas civilizadas. Y Samul también sabe que él no se resign

a reconciliación, Gormu, de repente, no tiene idea sobre el próximo paso por da

la idea de quedarse solo en la nueva casa, a esperar que la suerte le traiga un afecto semejante para con alguien más, es horri

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