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Historia

Capítulo 3 Capitulo 3

Palabras:1912    |    Actualizado en: 11/11/2021

sab

café me llega al tomar un sorbo, mientras estoy leyendo por quinta ve

alda siente mi mirada clavada en su espalda y se gira para regalarme una sonrisa de l

me doy cuenta, que sus hermosos ojos color miel nunca me han mirado, sie

so se trata la vida no todo es color de rosa como quisiera

ta él, pero mis pie

erta ya llegamos lo escucho más claro. Intento abrir los

los ojos y en efecto es él está muy cerca de mi cara y puedo v

hemos llegado a su palacio, espero disfrute de su estadía. –señalando el lugar más hermoso

digo admira

nforme con mi reacción. Le rega

y cuenta cuan lastimada tengo mis pies, me duele un poco por lo rustico del suelo. Genia

saprobación. -Déjame cargarte hasta dentro. Ofrece, pero mi subconsciente se niega rotundament

emostrarle que puedo sola- Vez no me duele- mentirosa claro

dose a mi lado- déjame ayudarte ya den

r, cierro mis ojos con fuerza al sentir un breve dolor en mi pie

e no le prestó atención y su rostro cambia de arrog

anado el premio al más observador. - enserio fíjat

que le digo esas cosas es muy inmaduro de

hay un botiquín de emergencias. Sin previo aviso se inclina, coloca una de sus manos en mi cintura, la otra en mis piernas, me alza para llevarme e

la cabaña. Si por fuera ya me parecía hermosa, por dentro no tengo palabras para describir lo perfecta que es, con es

nas palabras grabada en medio que dice FAMILIA en letras corridas y de color rojo, no puedo ver

a impresión, me tambaleo un po

iento y digo - Solo quería estirarme un po

za mi pie lastimado, lo lleva has

o único que se escucha son mis quejidos

te- dice con g

e tratara. Mi repuesta parece divertirle mucho

a, dice dando pequeños soplidos a mi herida el cual

o con curiosidad. El parece saber

ga futbol, cuando era niño vivía hac

primo de ocho que viven haciendo travesuras la mayor parte del tie

por salir embarazada en una de las fiestas anuales del hotel con un desconocido. Solo

tímida mientras recoge las cosas, hecho un vistaz

mos juntos no se me ha ocur

y cuenta que he pe

– Un gusto conocerte Dan soy Elisabeth Anderson – el me ve extrañado y el

labios y me gusta cómo suena en ellos. Rompiendo el contacto

entrega su celular, cuando lo voy a tomar siento como nuestr

voz - Mis padres, con todo esto se me

me una ducha – informa, se reti

s veces, pero no contesta. Vuelvo a inten

tado su voz, me trae calma absol

a como se cierra una

mas como estas – en su voz n

a si mi hija se va y no aparece. – No podía seguir con todas esas p

to, así que me niego rotundamente, conociéndola me va preguntar lo que s

os. No pienso hablar de esto, aunque

re saber – poco convenci

ue me he subido al auto de un desconocido y en este momento estamos s

ue tengo en frente me deja atontada, si sus ojos me parecían hermosos, no se imaginan que es verlo con una toalla en su cintura, mil escenas pasan por mi cabez

me despido de mi padre sin esp

illas se tiñen de rojo no sé qué me paso yo no suelo ser así de descarada, que te sucede E

ua – no tienes que decir lo siento por mirarme de esa forma – escucho sus pas

za – dice con la punta de sus dedos en

negar con un movimiento lento de mi cabeza, está mal todo esto, no

de casarme se siente tan

su mano de mi rostro – por favor ponte algo de

l porcientos pienso. Sin dem

ntentando controlar mi acelerado corazón – necesito quitarme este v

n poquito de pudor, yo toda indignada le tiro el

tu ayuda para nada más. Pregunto c

o lastimarme, puedo sentir su mirada clavada en mi espalda y podría apostar que sigue sonriendo como idio

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