bución. Es peor que la muerte, ¿no? " Hugo Hua, un hombre alto y apuesto, se apoyó contra el escritorio y cruzó los brazos sobre el pecho, el pie izquierd
pio diseño por sus funciones y características únicas. El diseño era informal y relajante, creando u
techo de diez metros de altura. Cada cristal era tan l
ventana francesa, iluminando toda la oficina. Wendy Luo estaba en
realmente no encajaba. No pudo evitar pensar que incluso si vendiera todas sus p
suelo, se sintió incómoda. Si podía, quería lev
za. La luz del sol roció su cabeza, haciendo que su cabello pareciera más seco. Su cabello estaba recogido
uncido, su boca permaneció cerrada. Pero con sus últimas palabras, sintió que tenía que decir algo ahora. Así que
s que eres para negociar conmigo? ¿De verdad
a, sacó una pequeña caja de la bolsa reutilizab
nerlas. Pero ahora, apenas podía reconocer este par de manos. También había algunas marcas rojas frescas en sus brazos que parecían rasguños. Podí
mó la caja y le preg
con ellos. Puedes tirarlos o destruirlos. Sin estos recuerdos, nos volveremos extraños el uno para el otro. Pero sólo te los devolveré con la condic
nadie más porque sabía que si se enteraba, haría algo para torturarla. Así que devolvérselos a él a cambio de un millón de dólares era la única forma en que podía pensa
artas para ella, atadas con una cinta roja. También había un collar de Stephen Webster, un brazalete de Ch
había dado. Y ahora, los estaba de
an Cleef y Arpels? Hugo Hua miró el ros
alización de mi hija, así que l
. Muy
aba interesada. Su única preocupación ahora era c
jo: "Dame cien mil dólares ahora mismo".
corazón. Si tan solo le diera cien mil dólares, ella lo aceptaría.
us manos. Caminaron hasta el escritorio de Hugo Hua, lo dejaron con cuidado y se fueron. La secretaria se sorprendió un poco al v
frente a Wendy Luo. Con un rostro inexpresivo, dijo: "Ese cheque es de novecientos mil, y este efectivo aquí es de cien mil". Su voz seguía siendo
De hecho, fueron novecientos mil dólares. No esperaba
Este no es un trato justo. Pero por el bien de su hijo, todavía le daré la cantidad compl
te con la cabeza. Definitivamente le devolve
lso con cuidado. Luego caminó hacia
e no cumpla mi palabra? " dijo mientras su
ndy Luo mientras se retractó y se dio la vuelta par
su rostro mientras se sentaba frente a ella. Wendy Luo se dio cuenta de que realmente pertenecía
uso de pie y caminó hacia el salón de su oficina. Las lágrimas corrían por su rostro mientras miraba cómo ret
Hua, Hale Hua. En ese momento, era el CEO de H Group. Entonces ella tenía cinco años y Hugo Hu
to en que él le dio las 999 rosas. Era la primera vez que le decía que la amaba. También fue la primera vez que sin
miró a su alrededor para asegurarse de que había reco
us manos con fuerza, como si temiera que alguien se la quitara. Este dinero salvaría la vida de su hija, por lo que debe cu
ra secarse las lágrimas de la cara con las mangas. Luego respiró hondo