s. Mi habitación era definitivamente la mejo
e olor a deterioro. El candelabro en el techo, que debía ser de oro ahora estaba completamente negro, ca
os muebles que los sirvientes cambiaban cada vez
rolarlo, es mejor q
i memoria a cada segundo de cada día, porque,
la cama porque la perspectiva de la visita del rey y sus dos invitado
, mis doncellas que llevaban sus uniformes grises
ig
s a ambas hacer su trabajo: Dej
baño y elegir mi ropa en solo unos minutos. Cosas que yo debería ser cap
aba mis hombros al descubierto pero cubría mis brazos. El vestido era elegante y ma
ojos solo con un par de toques en mi cara. Mire el moño alto y perfecto rodeado por una tr
taba tan mal que habíamos tenido que hacer refugios para las víctimas de guer
bía que la alternativa era una tiara y si me la ponían lo más se
ian?-pregunté con
ero, eso no evitaba que les hablará mal, más en días como hoy, donde tenía que a
Katrine que terminaba con mi peinad
eño her
erlo. Sé que podía parecer exagerado pero casi habían pasado 6 mese
e me recordaba pero eso no me hacía dejar de quererlo y me gustaba saber que era mu
lugar en la mesa, Majestad?
es recordé-, así
tad-hablaron de nu
on el atuendo poniéndome un collar delicado que tenía una pequeña piedra de zafiro decorado con pequeños di
más reluciente de lo que ya estaba para el rey, me miraban de reojo con cierto nerviosismo, pues ellos trabajando aquí dia
alacio sucio en ningún rincón y menos cuando venía el rey de otra nación para... aún
o en completo silencio. Aún recordaba como todo era tan diferente cuando era niña, todo si
daba igual si querían poner música o invitar a todo el reino a bailar en el palacio, pero al rey sí que l
je que no desayunaba, de hecho rara vez lo hacía. Si fuera por mí comería muy poco para tratar de mata
edad que yo, a veces parecía
Lo había extrañado muchísimo estos cinco meses que estuvo en los diferent
sus deberes recién llegamos a la primera planta, uno de los guardias
ue la verdad me daba igual, podía ver a los sirvientes afuera
yo no
ocí la voz de mi h
e espaldas a mí. Su cabello rubio estaba en perfectos rizos, podía ver ape
mente el tutor real, Harper-. Le aseguro qu
fue suficiente tiempo para saber que Harper, nunca se daba por
de leyendas en la mesa de cristal y un par de
poemas-se quejó mi herm
ó amablemente Harper-. Entenderá la dif
ó mi hermano casi ofendi
cutir las siguientes tres horas de enseñanza sobre porque no quería leer las leyendas y, sabía que
mucho tiempo con él. Mi hermano era respetuoso y muy amable según lo
a imagen de mi madre: Cabello rubio y rizado, ojos amarillos como el sol, las
pero, saberlo no hacía la tarea más fácil. Quería
lo que habíamos perdido pero no iba a poder hacerlo sin importar lo que le dijéramos. Atlas no había conocid
on fuerza para al
l del sur, pero, también tenía que p
per levantándose rápidamente para
por eso que una mirada de completa nostalgia se le puso en el rostro. Sabía que nos tenía a
é en sonar amable-. ¿Qué ta
mpletamente como si lo que estuviera escuchando fu
es muy despierto y curioso lo q
y conmigo-murmure haciendo que el hombre mayor sonri
rencia nuevamente a modo de de
ara salir por la misma puerta por la que había entrado, aunq
rmano estaba completamente tenso mirando a sus rodillas. Me senté en el
or una línea de color negro que hacía su mirada mucho más intensa y sus mejillas estaban mucho má
alude luego de largos
apretar sus manos con fuerza con nerviosismo. Sabía que
n día,
dé al ver cómo me había llamado
ré-titube
nte sencillo hablar de cualquier cosa, pero con Atlas era como caer a ciegas en un
ne el re
ó Atlas sin verme-, dijo q
entí-, ya sabes cómo de
n nerviosismo-. El tutor Harp
uevo aunque no me veí
ba a desvanecerme en la nada o que no iba a atacarlo. En el momento en
tanto que ver
r Harper?-pre
con
la excusa de no verlo, porque no quería irme
deje de nuevo en la mesa, solo comencé a
-, es muy inteligente-susurró con admiraci
n dedo sobre el mapa del reino-
de reojo q
contento de leer la
sonreír por ello, pero hacia mucho que no sonreía para nada y no quería
. no las
ndas-le recordé pasando el índice por donde quedaba el
ntas cuando no est
las me miró casi con arrepentimiento, su rostro entero est
te entiendo,
respecto a cualquier cosa-titubeo apretando m
da avergonzado. Me pareció que escuchaba la voz de Caius en mi oído: «
el libro entre mis m
enía con Caius siempre que estaba aquí y yo... tenía
ando el libro en la mesa-, soy tu herman
nas de apartar la mirada al ver lo parecidos que eran sus ojos a los
los ojos cristaliza
por qué dar
a las uñas en las palmas para no tirarme a llorar justo ahora. Un escalofrío caliente me recorrió l
unté tomando el libro y apartando la mira
a izquierda y vi a Bastian entrar con una enorme
ra Atlas para pasar al menos una hora con él antes d
ré con serieda
ro que reconocí de inmediato como una carta de Caius. Bastian se dio c
cipe Atlas, Majestad-murmuró con nerviosi
an igualó en color al de mi herma
la garganta-, pe
reo q
de ocultar su decepción. No me gustaba verlo triste pero, si la carta de Caius traía in
rí tan rápido como pude. La hermosa cal
rma
e la carta la noticia de la visita del
ue todo saldrá mal si te lanzamos a ciegas a esa reunión. Tienes que poder enten
quienes no desertan mueren en combate y no equivale ni en una cuarta parte de las pérdidas que generamos. Cuando
un aliado a quien tampoco le beneficie que un reino tan sádico y cruel tome
os una alianza que ellos est
as los números de Morthem por no decir que los superaríamos al me
pecto a la alianza: Sellarla con otra. Es por eso que n
círtelo sabrías comprenderlo, pero yo te conozco y sé que eso so
Pero yo soy tu hermano, Dayra y sé que no podemos pedirte que hagas nada si no te s
Rey Kalias sabe que tienes derecho a negarte ya que será tu hijo quien te haga
tu respuesta, sabes qu
iere,
mití creer que mi hermano había cambiado su humor malo para
eron, me di cuenta que era real. Estaba prometida a alguien
cuerpo. Sentía frío y calor en mis manos mientras que mi corazón se acele
colores y sentí que caía contra algo tibio. Sin importarme nada más de
ra la guerra. No había creído que yo sola fuera suficiente
Da
se desvaneció y pude escuchar a Atlas.
nos las tenía completamente calientes. Bajé vista y vi man
un nudo en mi gar
de que discul
n la boca seca-. U
y b
nocía y fue exactamente esa la razón por la
a que no iba a poder contenerlo durante má
borroso de nuevo-. Lo siento mucho,
ndo una brisa helada me rodeó el cuerpo, sentí la garganta completamente seca y p
órgano en mi cuerpo me dolía y palpitaba, sentí las rocas cla
estaba el rey para dejarle caer todo lo que tenía sobre su arrogante cab
me cortaba la piel porque sentir demasiado era un problema para mí. No podía controlar
a. No querí
uerpo entero, que se fundía a esa ira que la car
as lágrimas de dolor bajaban por mis mejillas. Cada centímetro del cuerpo me dolía, cada musc
empujaba al suelo mientras que la rabia en mi interio
an mi rostro al darme cuenta que para el rey nunca había sido yo sola suficiente. Ni siquiera cuando tome el mand
a a mí alrededor, romperla un poco, quebr
o todo cambió cuando ella partió y cuando él no lo hizo. No quería más magia en mi vida, no quería moverme de
ano y aun así tenía la previsión de no decirme nada al respecto, y él sabía lo que
e importaba en
h, yo sabía que ese "refuerzo a la alianza" la había planteado él porque su maldito consejo no estaba par
en de quien no sé nada?, ¡N
a como esa, costando mi felicidad. ¿No se supone que debía casarme por amor?, hacía siglos no se arr
e es nuestro deber hacer sa
responsabilidades. Yo no
si me negaba y aunque nada me haría más feliz que terminar con esa agoní
aba tampoco era justo, alguien tenía
n hasta el techo de la cueva. Mi vestido estaba hecho pedazos y es me
dra preciosa de la nación para mi vestimenta de hoy. No era
regalo que le darían
decía que no a la propuesta que haría el príncipe entonces mi pueblo sufriría las
aba harta de
aba de matar públicamente a cualquier ciudadano de Khelvan. Sería mi culpa que tal genocid
a vivir sabiendo que mi decisión les costaba
piedra quedaba completamente libre de la iluminación del fuego y como
ue esperaba hoy. Pero negarme supondría acabar con
a con las manos para que las lágrimas que
Tú eres una reina y nadie puede ver que eres débil. ¿Quieres
sintiendo que los músculos se me contraían por el movimiento. Cada pa
paté
das se me clavaron en la piel desnuda de mis muslos cu
ción en el rincón más profundo de mi ser. No podía permitir que me dominarán
os de piedra clavadas en mis palmas y solo las dej
cueva donde estaba, no me molesté en levantarme porque sabía
molestó que despechará a los ancianos que propuso para el puesto para pone
e caí sin saber muy bien donde estaba, yo estaba casi desnuda, la piel de mis brazos y piernas quemada
uilizará y me ayudó, me escuchó y no me dijo nada respecto a todo lo que le d
e conocía quien era yo en verdad, hasta donde podía llegar si le daba rienda suelta a
tros!-jadeó preocupad
arrodilló frente a mí rebuscando de inmediato en
al ver como temblab
a del rey de Aphud, Maje
traído todas las piedras de mi piel antes de comenzar a cubrirme la piel con
cipe de Aphud-cor
qué, M
cultó su nerviosismo frente a la pregunta. Leyó la carta luego de que
astian me miró precavido-. Eres mi consejero, B
de una carta real del príncipe Caius-adm
ó con preocupación para repetir el proceso que había hecho en mis rodillas-. Si no acept
más opcione
sabía que no tenía de otra per
ituación, Bas
rustración respecto a tener que obligarme a aceptar, q
interior de la cueva donde había lo que se podía llamar "un milagro". Era un pequeño
que no tardaba en llegar el carruaje que habría pedido Bastian, pues t
arcas de quemaduras que se desprendían de mi como una capa de piel. La piel se me regenerab
llevaba hace una hora, cosa que no me sorprendía. El cuerpo me temblaba y e
Bastian que tenía una mi
ntes?-pregunt
ocuparse de que dañe el baile de una explosión en el m
ntes de que saliéramos de la cueva. Un carruaje carmesí esperaba por noso
rde, Majestad-
nía una agenda para el día y así como al rey no l
ueca de preocupación d
La mayoría debatiéndose entre la vida y la muerte mientras que los pocos sanadores
e cada soldado sobre las camas que al verme se sorprendía
ían que mi sola presencia ya hacía demasiado. Hablaba siempre con un par de soldados y luego recogía la lista de fallecidos del c
no dejo de repetirme que era momento de partir cosa que ignoré profundamente. Al term
io hace 30 minutos-me infor
vital para mi
tarán en el almuerzo es se
go otras responsabilidades que cumplir, Bastian, senta
l carruaje se detuvo, Bastian se bajó con rapide
l comedor r
la verdad caminaba tan lento como podía, no me hacía il
ieron una reverencia al momento en que cruce las puert
bajo la mirada del rey que casi lo estaba asesi
talla plateado brillante. Odiaba ese uniforme con toda
endo la mirada que el rey le daba a mi consejer
ncia en general antes de marcharse, dejándom
eada, la cabeza me dolió pero me mantuve i
a Dayra-habló elegantemente el Rey
do se me informó de su llegada-mire directamente al rey de Khelvan al decir lo
liza mi querida hija en la ciudad
egro que adornaba con una corona de plata adornada con diamantes negros, sus oj
lias-, imagino que todas
la que enfrentamos,
era la persona que más odiaba en el mundo. No era mi intención ser gr
ía ofenderl
eré inclinando la cabeza a modo de saludo-. Es
r desgracia me tocó sentarme al lado de mi hermano Caius y frente al hij
igándome a mirarlo, sus ojos azules estaban fijo
n la cueva
re hacia el príncipe sentado frente a nosotros que miraba
ejor momento para discut
us sobre mi hombro-, padre no tarda
susurré con firmeza-, no sé porque todavía después de lo qu
iba a dejar pasar el tema. Caius sabía tanto como yo lo peligroso qu
mpresionar a los invitados claro. Y aunque quise mirar la cara de los invitados antes la... p
ogrando que este apartará la vis
y Kalias-, me parece que no hemos tenid
ntras me obligaba a girar la cabeza para ver e
danza-murmuré tomando el tenedor
ró amablemente-. Mejor dígame, ¿E
intió-. En la situación actual solo invierto mi tiempo en
palabras del Rey Kalias seguro lograron que la sonrisa del rey
jo de mi reino?-puntualicencon ironía sintiendo la m
ca en cuerpo y a
ubiera elegido, no era definitivamente algo en lo que me gustaba pas
rme de la mesa al sentir como empeoraba en el momento en que el
so significa que no tie
ería dirigir la conversación hasta asegurarse que
sería, casi mirando al r
do un pretendiente-casi bufé pero Caius rozó mi pierna a modo de adverte
nquila-con la situación actual lo mejor sería busca
quizás de una manera brusca que me consiguió un golpe suave de la rodilla de Caius en mi pierna-, di
rey de Khelvar-. Mi hija prefiere concentrarse en su
pero me limite a pinchar un trozo de
toda la raz
eyes hablaron sobre el comercio, el príncipe de Aphud no dijo nada en especi
echo que querían doblarme, en los escalofríos que me recorrían el cuerpo y la
íamos todos luego de levantarnos. Sentí que una punzada en mi pec
l tutor?, ya ha perdido mucho tiempo. Luego vuelve para darles un recorrido
tomar el tenedor y clavárselo en la mano, más al
lacer, Maj
situación hubiera enorgullecido. Ahora sólo podía pensar en los escalofrío
o lo notó porque iba mirando el suelo, pero Bastian si lo h
mabilidad-, ¿Le importaría permitir
pasillo. En cuando vi esos ojos tan familiares llenos de pre
olía y la punzada en mi cabeza empeoró cua
algo, M
supliqué patéticament
ía y, sosteniéndome en sus brazos me llevó
una persona del exterior escuchará lo que pasaría dentro, yo me
uando estuvo sentado a mi lado sus manos fueron dir
�♀
intensas pasaron en
que estaban hacien