e
tenía la impresión de que en cualquier momento habría un co
anos están frías, lo más probable es que enferme, sin embargo, no puedo ir a la casa de mi
an irrelevante que no merecía perder el tiempo en mí. Tampoco quiero que me vea en este estado,
ndo los mismos lugares una y otra vez, viendo las mismas casas y personas
daba y ya no
porque la casa no es una c
una sombrilla, después de que
ñora del
bien? -c
upe -respondí con una seña quitándole i
y luego asintió so
l camino recto de la acera que claramente no se dirige hacia mi casa, pero tamp
ives? -preguntó ro
la pregunta, extendiéndolo-.
manera, no t
a,
es allá
tundente y demasiado obvia, pero aun así trata de disimular. Quizá estuvo mal q
la vida aquí abajo? -me sonríe una vez más y cont
a he visto sonreír, y eso que voy muy seguido. Tampoco parece recordar que
es tarde -dije y
acompaño
e pre
uesta por su parte
ismo día que su madre,
det
Qu
e dicen t
o, ¿
e detuvo. ¿No qu
idió con un movimiento de mano y caminó hasta girar la esquina. Au
olvidado. ¿Qué le pasa a esa señora? ¿Tendrá alguna enfermeda
los charcos que la lluvia había dejado, y me di cuenta q
s días. Los profesores tampoco hacían o decían algo, solo se concentraban en cumplir con su labor de enseñar a quienes capten a l
es lo mismo estar so
e juzgó por los rumores que circulaban en el barrio ni por lo que decían los otros niños. Me
raba cada noche, llamando a mi papá y pidiéndole que vuelva, una y otra vez. Po
odía ir a casa porque ya no soy bienvenida, y probablemente hayan tirado mis cosas a la basur
saba... ¿por qué tuvo que
as una vez que lle
uiero? Dicen que los niños con problemas al final triu
e que va a llover otra vez, y por mucho que no quiera, debo
beso su nombre inscrito en la pie
mi cara me tranquiliza y me hace sentir viva. De cierta manera, todas las e
para tener ese tipo de ocurrencias. Tal vez no tienen mala
nutos. Voy caminando a paso rápido para que no note mi presencia, y
sa. Está cerca, vamos juntas
re, a
apada -sonó preocupada-. S
uedo
on cierta preocupación, y yo me
intenté sonreír-.
rarme de que
a hora había dicho que estaba muerta, y ahora se está preocup
ue di
detuvo
tu casa
lo que estaba remodelada. No pasó ni una s
w -camino hacia él mientras lo saludaba con la
camino hacia mi padre. Rezaba para que no me echara en frente de la señora con apellido r
ios, Jena, solo eres una niña y haces lo que se te dé la gana. Esto no es
si segura que con su mirada sí lo hizo. Está claro que le molesta verme, per
e me limi
, p
ra no recibir un mal trato de él. Cumpliré mi deber como hija y no volveré a c
la señora Paltrow y salió
la nada y me mira con un
, no quiero verte cuando despierte -dijo aun
salir. La miraba anonadada, pero sobre todo enojada. ¿Quién se cree? No había entrado a la casa
gí hacia ella-. Usted no puede e
pliamente-. Desde ay
aprieto mis puñ
irme, su manera de hablarme me hace querer cometer una locura.
e esta casa -me mira con superiorid
aré las cosas de mi madre y me iré. A partir de hoy, no quiero nada que me recuerde a mi padre, quedó c
e incomoda estar aquí. Me muevo tanto en la cama, ha