ntaba con la más gra
de Metal, viva la
salía de su palacio una vez cada seis meses, mientras tanto atendía a sus súbditos día de por medio, y su día de desca
na muy amab
a sentirse cada vez más pequeña. No era posible que alguien pudiese evitar que tan colosal mujer se golpeara en un desmallo, posiblemente q
a desap
o en una profunda tristeza,es Bajos, se había hecho pequeña, solo llegaba a medir un metro con sesenta centímetros de alto
con mucha frustración y angu
, vestida de blanco y café, llevaba en sus manos un balde de madera atado a una cuerda, y poster
ina g
que el pozo era demasiado alto para ella. Nunca hubiese imaginado lo que era sentirse insignificante. Respiró prof
ás, con señas le indicaron a la reina que debía sostenerse del balde y apoyarse con las piernas en
rataron de averiguar de dónde venía, pero no lograban comprender nada de lo que Denise trataba de explicar. Decidieron hablar con su apoderado, el señor dueño de la man
ón de que fuese su sirviente y así se ganara su sustento, en lo que se adaptaba y aprendía el idioma. Pasaron alrededor de 5 meses para que la rein
vez que estaba en la cocina, ayudando con cada una de las comidas diarias, llegaba un hombre con un olor característico que hacía que se le acelerara el corazón.
se al capataz - ¿Pue