cidios Brian O'Neal, más conocid
puedo... ir
elizmente casado, pero ella sabía que en la comisaría todos especulaban a su costa. ¿Una mu
ios, n
el sexto sentido de policía
é su
co cansada. Iré a
ente se sentiría lo suficientemente fuerte par
as que va
agradezco. Estoy
el aur
el spray de pimienta y lo apretó con fuerza en la mano mientras se dirigía a la calle. En el trayecto entre su casa y el lugar donde había estallado la bomba, recuperaría la voz y se lo contaría todo a José. Por mucho que
*
a decir verdad, tenía una cierta lógica. Su vida había empezado como un princeps de alta alcurnia, y todavía conservaba el gusto por el buen vivir. Su mansión del siglo XIX esta
ble sorpres
mpre, el viejo macho iba vestido con librea negra. Había estado con Darius alrededor de cien años, y era un doggen, lo que significaba que podía sa
nosotros mucho
la cabeza. No s
s ho
eparada. Si me necesit
escalones había dos puertas. Una iba a los suntuosos aposentos de Darius, la otra se abrió a lo que Wrath consideraba un sustituto de su hogar. La mayoría de los días dormía en un almacén de Nueva York, en una habitación interior hecha de acero con un sistema de seguridad muy similar al de Fort Knox. Pero él nunca invitaría allí a Marissa. Ni a ninguno de los hermanos. Su privacidad era demasiado valiosa. Cuando entró, las lámparas sujetas a las paredes se encendieron por toda la h