un pequeño agujero en la tierra. Viste un básico y desgastado vestido blanco que no se molesta en no manchar. Entierra una pequeña planta que saca de una bolsa de tela y la cubre con más arena.
e plantar. En un intento algo desesperado, sitúa sus manos en torno a la planta. Cierra los ojos con firmeza e intenta emanar un
a energía hacia sus manos. Pero ese poder nunca llega a manifestarse. Abre lo
del susto; por lo visto Marx no estaba dor
en ti cuando tu pr
abdomen y entrelaza los dedos. Deja que los rayos de
-Marx se piensa bien qué d
a ti
o has
or
engo comple
zar una pregunta que lleva algún tiempo rondándole la cabeza-. Tú eres un ángel de la corte y yo ni tan solo p
llarse bien en la Tierra. Tardará algo
lo que te
pequeño
s lo que me llama la atención. A d
para darle la espalda. No quiere ignorarlo, solo que le conceda la respuesta que busca. Marx decide
qué es e
la. La zona negra se impone desde la lejanía. No sabe mucho acerca de ese lu
ra -responde seca-. Dice
s cómo s
rato, recuerda las palabras que tan i
una de las guerras que libramos contra el infierno. Los demon
esa es nuestra ve
arx le causan int
tra ve
storia siempre hay dos
os opinan diferente
er en nuestro interior pensamientos destructivos, como envidia o desprecio, surgía en nuestro ho
es c
s dudando de qué re
s afirmativa. Y eso le produ
ucción, y que envenena cuanto toca de miedo y furia. Están firmemente convencidos de que la luz es la energía superior por excelencia -hace una pequeña p
sas palabras se le quedarían grabadas en e
la oscuridad, ¿por qué n
es tan sencillo. La zona negra lleva tanto tiempo c
fue siempre oscura. Hubo un día en que gozaba de luz, y por cuestio
si se atenúa la intensidad de los rayos del sol. Esa es
mpáñame a la fuente y l
fuente
a necesita todo
blemente céntrica. Allí, descienden por unas escaleras de piedra y tierra hasta alcanzar el subsuelo del cielo. Los ángeles no llevan muy bien la falta de luz –y
amos
finitos túneles subterráneos, de modo que una vez allí la única forma de dar con la fuente es que ella misma te guíe a su través. Además, suele cambiar de
de vista. Tras un rato caminando por un túnel alcanz
refiriéndose a la del medio. La esfera le da
la propia esfera también lo hace. Ambas rompen a correr a un ritmo vertiginoso. Marx, como anciano que
e luz, elevándola sutilmente y situándola de nuevo en pie. El golpe le ha dejado un pequeño rasguño que la luz a su alrededor
ada; no luce para nada un buen aspecto. La Fuente de Luz es un elemento sagrado para los ángeles terrenales, el origen de todo su poder. Una columna de luz débil o inestable presagia malos t
e cede parte de su poder para hacer la columna un poco más estable. Aunque con sus más de seiscientos años es de los ángeles más poderosos del cielo,