ajetreo, y la luna brillaba en lo alto del firmamento acompañada por un infinito ejercito de estrellas, fue
lto por una briza gélida, sin el abrigo cálido de la cabaña, experimenté una sensación extraña, una especie de miedo que recorría mi cuerpo y atormentaba mi pensamiento; yo que siempre había sido un hombre firme, seguro de mis acciones y de un carácter imperturbable, por primera vez en mucho tiempo volvía a sentir el beso del pavor y el desconcierto. Decidí buscar refugio bajo un árbol mientras sentía como mi corazón se aceleraba como un caballo desbocado, cerré los ojos y me acurruqué junto al tronco para intentar calmarme y recuperar el aliento, pero sin embargo me fue imposible conseguirlo ya que de pronto sentí una mano firme y helada que me agarraba con fiereza por detrás del cuello, presionándolo para robarme poco a poco el oxígeno, traté desesperadam
poco pero tras un rato decidimos adentrarnos en su interior, era profunda, oscura y hueca, pues al hablar nuestras voces producían eco en su interior, sus paredes se encontraban tapizadas de extraños dibujos que supusimos eran de tiempos muy remotos y también habían en ella jeroglíficos que representaban una forma de comunicación entre los que habían sido sus habitantes. No cabía duda alguna de que todo aquel panorama nos tenía maravillados y lejos de disminuir, nuestro afán de explorar más allá, este aumentaba a cada minuto; nos encaminábamos al fondo de la caverna cuando de forma imprevista sentimos una extraña presencia asechándonos, por primera vez experimentamos lo que era realmente el terror, sin saber a qué nos enfrentábamos tan solo sabíamos que a medida que avanzábamos en el sendero de nuestra proeza, más se acrecentaba aquella desagradable sensación en nuestras almas, quisimos volver sobre nuestros pasos y marcharnos de aquel lugar, sin embargo cuando nos disponíamos a hacerlo, desde la inmensa oscurida
a me sometía a las más terribles flagelaciones desgarrando con astucia y satisfacción cada girón de mi piel para devorarlo casi con gula, consumiendo a cada instante mi vida hasta extinguirla por completo. Un final desastroso para un hombre que lo había conse
s nunca se encontró ningún indicio en el lugar de los acontecimientos, y aquel misterioso sendero incluido la cueva y el bosque, desaparecieron como por arte de magia