estomacal que me estaba torturando, además, estaba experimentando una crisis d
vueltas y luego sentí un leve cosquilleo en mi vientre, me senté en el borde de mi cama y
ible soportar dos minutos más
do una notable expresión preocupada al ent
res días, había sido una oleada de náuseas y vómitos, lo qu
és de haberme lavado los dientes y para que se quedara más tranquila agregué -: Debe ser alguna de las co
de sus cejas, lo que se traducía en una severa preocu
mida a domicilio, no he cocinado nada extraño y a nadie más le ha hecho daño mis comidas -enumeró rápidamente con su
Estaba haciendo demasiado dra
cómo va a ser grav
de cabeza y... ¿crees que no me doy cuenta que nuevamente estás durmiendo
uidas y mis labios estaban resecos, y al peinar mi cabello que caía sobre mi pecho, sentí un leve dolor
su voz era temblorosa, lo que d
ban atentamente, su labio temblaba y su respiración era agitada. Había olvidado lo bella que era mi madre, su cabello ne
raña, como una mezcla entre sorpresa y enojo, sus facciones
té un escalofrío cuando recorrió cada
e pronto en un hilo de voz y me hizo pe
iba de nuevo con qué seguramente esta
hí vas otra vez. No puede ser que cada vez que es
a cuando me sentía mal o cuando pescaba un resfrío, porque al mínimo síntoma, siempre lo pr
as pastillas, no es nada grave- dije luego de respirar profundo para calmar un
ura me hizo girar hasta quedar frente a ella de nue
é aire para asegurarle que esta vez, co
é impaciente y saqué cuentas con la mente. Estaba segura que hacía poco e había venido,
mi cuerpo unos minutos antes, me paralicé por completo, y mis nervio
h,
N
sobre la almohada. Lo desbloqueé nerviosa y de inmediato abrí la aplicación de calendario con las manos temblorosas. Podía sentir
is pupilas. Mi corazón se aceleró con aun más intensidad, el dolor en mi cabeza me palpitó con fue
as me tenía qu
diez, d
eso era lo de menos en ese momento. La preocupación que estaba invadiendo cada cél
umamente alterada al ver mi expresió
do hilo de voz que no sé de dónde salió porque no t
y su desaparición, la boda, el altar, James y su desaparición, las noches llorando, mis días sin vivir, más días t
y me miró. En silencio nos observamos durante algunos segundos
ó rompiendo el silencio y salió disparada de la habitación dejándome c
mi vida, esperar para recibir una res
mente en no pensar en lo que estaba por ocurrir. Jugaba con mi cabello para despejar mis pensamientos y de vez en cuando mord
e en mí, tanto, que ya me empezaba a fastidiar. Sus ojos se movían de mi vientre a mi ro
cierto todo lo que estaba pasando. Ni siquiera estaba segura de si quería saber la respuesta; pensa
lentitud y la hora de mi cita nunca llegaba. Estaba cansada
ngelaba y la respiración se tornaba
saliendo del consultorio del doctor y bu
frío recorrió cada centímetro de mi cuerpo. Estaba a punto de sab
ntes. Me tomó del brazo y prácticame
marcar latidos muy fuertes. La actitud de mi mamá no me ayudaba en nada. Mantenía una expresión seria y bas
os cuarenta y tantos años, de ojos azul
sono y con frialdad debido a l
go que tú debes ser Bella, ¿es así? -agregó p
trar una sonrisa, pero fue impo
rmó, mientras pasaba una página de su
anos estaban cruzadas sobre sus piernas, como si esforzara en mantenerse tranquila. Suspiré y dirigí mi vista de nuevo hacia el doc
omb
inda Gra
Ed
tidós
ado c
nterrara una espada por el centro al recordar a
espondí con
en las últimas dos letras que logré pronunciar. Era un proceso que me estaba costando superar
? -retomó luego de bajar y levantar su
dificultad, sentí como s
n intriga e interés, de seguro esperando u
de ellos. Mis dedos jugaban entre ellos mientras mi respiración se agitaba más y más. Tenía que hacerlo, debía decir la verdad, una mentira no me sería útil, debía ser sincera c
S
acompañada de un gemido furioso. Resopló con fue
eja e
bil, ese interrogatorio me estaba regresando a
de re
ie
periodo m
más de
truación regul
gul
s que has experimentado
por mi rost
eño. He tenido un dolor leve en la parte baja del vie
de métodos anticonceptivos, nada es seguro -interrumpió en
e aire por mis labios
o de pie. Temblorosa le acompañé hasta la otra esquina de su consultorio para qu
Llenó otros papeles rápidamente y tomó aire antes d
e digo que no estás embarazada -dijo en voz baja y noté como mi corazón se paralizó unos segundos-, pero debemos estar seguros. De ser negativo, habrá que hacerte otros exámenes para saber qué está pasando
estaba fría como el hielo y tan miedosa como si viviera una película de terror. Mi madre caminaba a mi lado, sin siquiera dirigirme la mirada en aq
e ponía peor, me mareaba, me mataba: el olor a alcohol, el blanco de sus pare
n a la enfermera que estaba en la recepción del laboratorio, mi madre me tomó por el
eró furiosa salpicándome con algunas gotas de saliva por la forma tan grotesc
e sentía cansada, agotada de todo aquel tormento en mi cabeza, que no necesitaba más. Ya era sufic
pensando en ti y en tu futuro? ¿Cómo fuiste a hacer esto? ¿Qué clase de hija eres? Eres solo un
mi corazón. ¿Mi madre decía que yo no era c
azones-, no soy una niña, soy una mujer adulta que puede tomar sus propias decisio
para interrumpirm
has enseñado como serlo, siempre te esfuerzas sólo en ver mis errores, mis debilidades y jamás te has detenido a pen
mientras me obs
er
l doctor a la enfermera rubia que había estado escuchando nuestra conversación a lo lejos. Me dedicó un
? -preguntó
na lágrima que ca
iaba mi brazo con alcohol para extraer la sangre-. Muchas veces las madres deben
la miré
o dura todo
osas d
que no f
ma evitamos el dolor. Está claro que no te entiende, pero ¿qué tal si la entiendes tu p
rque de seguro es madre ta
ra y me mostró el envase con sangre. Ya la ha
a de dolor? -cuestioné apretando el
n ojo. Sonrió y me dejó sola en aquel
s que pasaban apuradas, aunque me costara aceptarlo, sabía que mi madre tenía parte de razón en todo aquello. No estaba preparada, pero podía demostrarle que podía aprend
nutos antes, frente al consultorio del doctor. Caminé apurada y aunque ella no me vi
cuerpo, la respuesta que recibí fue muy distinta a la que
re,
a de esa prueba -dijo con frialdad y se sentó nueva
ue quería salir y a
se abrió y la enfermera con su
que podía. Necesitaba salir de ese lugar lo más pronto que se pudiera, quería
o unos pasos para llegar a la silla que sería el escenario que podía marcar mi vida para siempre, tomé un
notable amabilidad que desde ese mom
n un hilo de voz que apena
o y pasó su vista de a mi madre p
y otra vez, lo que aumentaba mi nerviosismo
staba bien? A fin de cuentas, un embarazo puede ser visto de
levantó su tono de voz al ver que el doctor busc
mó mi mano por encima del escritorio. Lu
ella. Es positivo.
flaquear, mis piernas no respondían y mis manos temblaban al compás de mis labios. Mi corazón se aceleró más de lo qu
o que pude decir y ap
xplicó con seriedad-, y no hay duda. Estás embarazada. Tienes cuatro semanas de embarazo. Estás empezand
omo un cuchillo en mi estómago. El filo de esas palabras s
sucedía a mi alrededor. Quería estar lejos, gritar, llorar, sacar t
as de llorar. Mi madre me llevaba casi arrastrada, yo ni siquiera podía camina
arrastrándome más y más por el pasillo aba
ba, me hacía sentir peor, me mataba con su actitud-. No soy una niña. Tampoco es fácil para mí. De todos, la más afectada
gaño de una enfermera que pidió silencio. Seguí caminando hacia l
está enterado! -clamó alterada y bastante enojada siguiendo mi paso por el largo pasillo que daba a l
on mis padres por temor a sus respuestas o a sus ideas, pero ya estaba rebasando el límite. No iba a permit
detener mis pasos-. No necesito de es
a y fulminándome con la mirada-. En
idad de conocer. Y si no lo sé ¿no crees que tengo derecho a que la vida me enseñe? -pregunté masaj
rza mi mejilla y sentí el calor rápidamente esparcirse por m
r para evitar mis ojos-. ¿Qué estabas pensando Bella Graze? ¿No existen m
estioné herida y limpié mis lágrimas con rabia-. Debiste hacerlo, así no est
tra bofetada, pero la agarré
chas cosas, me cerraste muchas puertas y encontré esa atención y el amor en James, un idiota al que vi como el amor de mi vida. Además, nos íbamos a casar, iba a ser mi esposo, deposité mi co
fasis en esas tres letras-, porque es
de sensaciones que iban desde la tristeza hasta la decepción. Estaba sumida en un abismo, era como si estuviera en medio de un huracán y la
¿Sabes? Yo también lo estoy. Estoy tan mal como tú, ah no, espera, est
es el
de girarme, para salir corriendo por el estacionamiento del odio
o, todo estaba tan confuso, tan difícil de vivir; pero, aunque no sabía cómo ni qué iba a hacer, estaba segura y determinada de que, por primera vez en mi vida, de