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salĂłn que tiene la habitaciĂłn se encuentra un hombre de unos treinta y tantos con su brazo izquierdo apoyado en el apoyabrazos del sillĂłn en tanto
susurra en tanto ve cĂłmo su
lar fiesta, pero no logra encontrar nada, absolutamente nada en lĂnea. Se queda pensando unos segundos más y
resa al gran salĂłn para
nto: ¿qué e
xual en las zonas erógenas o sexuales. – lee en voz alta. – supongo que con eso te
xión podrá haber entre lo que halló c
ce en voz alta y va por la informac
qué trata el evento
ras del deseo es una pelĂcula NepalĂ de los años 90 y no tie
res que quiere visitar. La verdad era que desde que su amigo le comentó más o menos de qué trata el lugar cierta curiosidad nació en él, pero era tan grande el
o querĂa a Barbara, hacer lo hizo fue, en cierto modo, faltarle el respeto porque, aunque lleven tres año
espuĂ©s de todo no es justo que guarde fidelidad a una relaciĂłn que de por sĂ, está destruida y entonces
buscando sobre el sitio y sĂłlo habĂa encontrado imágenes de la imponente mansiĂłn sex
te decidido va en busca del teléfo
Sr. Beltrán ¿en qu
a sus huĂ©spedes de poder acceder a prendas de etiqueta exclusiva que en ningĂşn otro lado en el paĂs podrĂan adquirir ya que el hotel tenĂa un convenio exclusivo con las f
traje carĂsimo y sin uso que habĂa comprado el dĂa anterior y que irĂa a utilizar en
pero no tenĂa tiempo para pensar en eso, sĂłlo
se me reconozca y que por, sobre todo, que genere gran imponencia al verlo pues
r, en breve se
para ducharse rápidamente, pero fue sólo sentir caer el agua
a otro, unos ruidos que no logró distinguir en un principio hacen que intente seguir el origen del mismo encontrándose al final del camino y pudie
eja de atormentarlo y justo cuando quiere acercarse para poder ver bie
er su entre pierna y notar q
ntraba envuelto en su bata con su
s doradas. – allà dentro está el ticket. Costó 5600$. – Santiago regresa a
ero en cuanto va a cerrar la
además tengo que darle vue
elto no te preocupes.
es en punta daban una imagen de hombre poderoso. Además, hacĂa juego con su traje de Fifteen Point Eight
e. – dijo al
aunque muy en el fondo esa era su intenciĂłn. Más bien lo hizo porque no querĂa darle motivos para que lo utilizara a su favor en una futura pelea legal por la tenencia del bebĂ©. Lo cierto es que jamás se llevĂł con
bebé es su hijo cuando no
to de su ex cuñada por lo que tenĂa ese para ponerse junto a unas sandalias de un taco de diez centĂmetros en con detalle en d
contró, con detalles ahuecados y con brillo, más algunos estra
ió las llaves para usar el baño y rezó porque esté limpió y cómo si la suerte estuviera de su parte,
ta de casamiento de mi mejor amiga y voy llegando
una bolsa de madera y una percha donde llevaba el
debajo de los pechos donde comienza el largo del vestido. Además, tiene un escote que se inicia en el final de esa cinta, justo al lado derecho de su cuerpo, un corte que deja ver su pierna completa y su ca
lineo sus ojos con negro, un poco de rimel y labial rojo furia. Ella no es de utilizar demasiado maquillaje por lo que con él estaba más que bi
salir, se colocĂł el antifaz para verse cĂłm
terior. – dice para sà misma y corre el vestido para ver su desnudez. – espero tene
dĂa, 22
do de la cabina de vidrio polarizado. Pero justo antes de que pudier
arte en las paredes. Pinturas sobre el cuerpo humano, en situaciones sexuales, de muje
dejar de mirar las obras de arte
ue pueda responder, las puertas se abren y lo
ué es
luces titilaban y para donde miraba h
sin pudor ni vergĂĽenza delante de tantos desconocidos. No es que esas im
ltitud, guardando no tocar a nadie, no asĂ las mujer
ho lo suficientemente cerca como para
he, se besaron. Si no paso más allá de un beso, fue porque Beltrán no se sintiĂł cĂłmodo con la situaciĂłn y porque no querĂa dañar una hermosa amistad. TambiĂ©n, con el tiempo entendiĂł que solo fue curiosidad, por sentirse alargado que su mejor amigo, quiĂ©n fue como un hermano tenĂa esos hermoso
ue podrĂa sentirse incĂłmodo con ello, estar en un lugar
s cordial y educa
noche lujuriosa
tratando de no tocar a nadie au
l mismo color, que sujeta su rostro con ambas manos y Ă©l, tratando se ser
legar a la barra. – al fin. – sus
s guapo, ¿Qué
erte, muy
e pero aĂşn asĂ no querĂa irse, habĂa
zo fondo blanco y no imagino nunca lo fuerte que era dado que pud
s ojos con fuerza y
iablo" – irrumpe una voz femenina refi
cĂłm
– señala su
terminĂł en un solo segundo y en cuanto se reincorporĂł dio una Ăşltima mirada
y la mujer que llevaba rato se
eden experimentar desde electro estimulaciĂłn con maquinarias que si quieras sabrĂas que existe hasta un sector privilegiado dĂłnde aquellos que sienten excitaciĂłn lacerando sus cuerpos puedan hacerlo en un sitio es
– pregunta confu
isposiciĂłn no solo sus cuerpos sino su vida de
ud se aboliĂł hace muchĂsimos
s quienes preparan los contratos legales y cada subordinado, digamos, sa
co me creerĂa amo y supremo de su vida. – espera molesto y escucha la
ba tan afondo que podĂa sentir como pulverizaba sus huesos. Sus labios gruesos de color rojo no hacĂan más que provocarle unas inmensas ganas de besarlos y
Ăłn que relamiĂł sus labios y soltĂł un sonoro suspiro que, aunque la mĂşsica
e que no podĂa dejar de coquetear le a sabiendas
s y decide tomar su vaso, el
ponerlo más incĂłmodo. Por alguna razĂłn, que desconocĂa, su mirada la hacĂa sentir una mujer deseada y eso francamente no l molestaba para nada. – Veo q
dóneme señorita, en verdad que vergüenza con usted. – pero para su sorpresa la
ne en el asador, directamente no asistirĂa a este tipo de eventos. – pe
do su vocablo. – el
d, no vendrĂa de esta forma a un lugar dĂłnde se supone que en cualqui
e le recordaba a alguien cuya personalidad era parecida a la suya y aunque por un momento pensĂł que podrĂa tratarse de ella,
ka se habĂa tatuado la nuca, tapándose el lunar, sino que hizo lo mismo con esas marcas en sus m
lla noche estaba algo ebria y con el paso del tiempo lo poco que recordaba del rostro de ese hombre
do. Beltrán se sentĂa demasiado adulto para esas cosas y creĂa fuertemente que la in
esperarse que sintiera deseos de explorar todo o casi todo lo mismo que ella. – que decenas de ojos te observen, te deseen, sientan el fuego correr por sus venas y las ganas por tomarte con ambas manos y hacerte suya. Desear ser q
do entonces ve cĂłmo la muchacha se
perar demasiado tiempo su res
ara que ella haga lo mismo, pero alrededor de su cuello y comie
y lograba ponerse en su espalda para abrazarlo por detrás e intentar introducir sus manos por debajo de la camisa
. – le pedĂa
l motivo de su tensiĂłn y sĂłlo escucha de
ue esperan ver. – le dice
cada extremo de cada lado tres cadenas finas enchapadas, el resto de tela se iniciaba en la curvatura de sus glĂşteos por lo que en cuanto el
aba estar con esa mujer, realmente se sentĂa a gusto,
del lugar en el que estamos
ba sonriendo, drogándose con su aroma, embriagándose con aquella perfecta y adictiva fragancia que emanaba su cuerpo. Perfume a deseo y él n
nace la curvatura de sus glĂşteos. - si no fuera un caballero, le harĂa exactamente lo mismo que todos esperan al llegar a un lugar como este. - le confiesa en un hilo de voz, humedeciendo el lĂłbulo de su oreja con la lengua y arrancándole u
surra entre jadeos en su
quema, incendia las ganas de hacerle el amor allĂ mi
oncentra en su bajo vientre. – devóreme, cómame. – le pide gesticulando
la vergĂĽenza y su agarre se hacĂa cada vez
¿qué? – lo
¡qué miren! – y