de pie, erguida, tan desconcertada y asombrada que hasta miedo le daba conte
ado y suéter de lana sobre una camisa a cuadros. Calz
que había sido un precioso salón y ahora era algo
ntalón rojo y, debajo, una blusa blanca. Calzaba zapatos tipo mocasín, negros, de medio tacón.
reciosa y a la sazón casi destartalada. Cinco años antes había por lo menos un centenar entre el servicio interior y los que
a hora de la mañana, y tomó el pri
permanecían silenciosos, como el resto del valle. Y más asombro le causó todavía girar en torno a la casa y hallar la pu
gritó. Un sil
un lado a otro y
, He
onía que, aun faltando todos los demás
imonio formado por Ray y Helen en la planta baja. Se
a voz, en la cual e
rta, y apareció Ray ya vestido con s
r grito, o porque ella, cinco años después, era... «Diferente». O tambi
ijo ella emocionad
ñorita, a su niñita querida,
y. Peggy. ¿Me estás oy
nmediatamente apareció una mujer de grises cabellos
os y se apretaron sus rostros. Lo
legó la calma, el miedo de Ray y de su mujer y e
ido, vestido, en la orejera del salón? ¿Y por qué la casa está tan abandonada
palabras se sucedían un
en la alcoba. Después entró Hele
res mirándose
tenía entendido que tu padre no d
dí permiso para volver. Aproveché el viaje de unos amigos que viven en Denver y me vine con ellos en su avión particular, y de allí en tren hasta Oklahoma City. No avisé de mi llegada porque estaba harta de que papá me escribiera cada año para decirme que me quedara en Londres un año más. Se
la escuchaban pesaros
en color. No tenía esas enormes ojeras que le circundan lo
por toda respuesta, como si t
su esposo. Después guió los ojos hacia Peggy, que seguí
criados, se oyó una potente voz
ás? Helen, tráeme una taza de
sorte. Helen salió corriendo, y Ray la s
da, la figura de Max Hamilton, con su traje de pana, sus polainas
le qued
ija, a quien sí conocía, pero
dquiere la historia comple
s contar con paypal o Strip