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oví disimuladamente hacia ella y le rocé la mano con los dedos, su palo de escoba en la espalda se envaró y de sus labios brotó un extraño sonido de sorpresa, puse toda mi mano sobr
llevo a pensar que su ex novio era un completo bastardo con ella. Sacudió la cabeza lentamente co
sie
más, despacio, sin ninguna intención de asusta
ticar más acerca de nue
erventilaba un poco, también vi que una risa temblorosa se daba de lado en su
explicó. Para ser sinceros a mí me gustaba ese nombre, el completo, pero Marianne me gustaba aun más así que
ecía un poco - Hermosa en italiano
ue la miré por largo rato, al tiempo que me decía no se qué acerca de que era un maestro
algo creíble ¿Cual deberí
levó eso a creer que mi suposición de que había sido criada en un colegio de monjas o algo así
unta de mis dedos, que sintieron la suavidad y la fragilidad de sus nudillos. Vi que sonreía pero esta vez no había curiosidad ni nada por el es tilo en la sonrisa, era
asta quedar muy junto a ella, para que su olor de mujer empezara a penetrar por mi nariz, sentí que tembló - Y debo susurrarte cosas
en mi mano y la obligué a mirarme. Si bien iba a intentar algo más atrevido, ella lo había pedido, solo la estaba instruyendo a
mos ensayar cuanto antes ya que al parecer tiempo e
beso más extraño de mi vida. Normalmente toda, mujer a la que besaba se lanzaba con la boca abierta exigiendo mas pero ahí estaba yo besando la fina línea comprimida de su boca, tan fría como su mano, eran labios suaves y pequeños, pero
ellos dos tórtolos aun no habían terminado lo suyo. Se sentó y se alisó la inexistente arruga de los pantalones que llevaba