dr
o el estado. ¿Cómo sabía aquello? Bueno, eso era bastante fácil, era mi tercera entrada a un sitio como en el que me encontraba y siempre era lo mismo. Venía un pringado con traje barato que no tenía otra alternativa, me mitiras. Dirían lo que fuese
a terminar de una de tres formas: con un balazo entre ceja y ceja, como un cadáver ambulante adicto al crack o algo peor, o entre las rejas co
taba una mierd@. Pero en el hogar de acogida en donde estuve se inventaron el cuento del accidente porque era una realidad menos horrorosa que comunicarle a un niño pe
trataban mal, no me golpeaban y se ocupaban de que tuviese tres comidas diarias. Mientras respirara y me las arreglara solo, todo estaba bien. El cuento entre ellos era muy diferente; él se llamaba Larry y ella Jamie. No eran malos cuando estaban limpios, lo que no era
en ciertos días estaban más coloc
osas. Los hijos de put@ cobran casi una fortuna por mí cada mes, recibían cheques de una empresa, no tenía
aba y me fui dando un portazo. Tres días después
pocilga en la que vivíamos. Antes de si
os golpes, los gemidos ahogados y los insultos confirmando mi primer instinto. Fui a la habitación cuando vi a Larry completamente fuer
taba cansado de aquello, de que golpease, la humillara y abusara. Eso era un infierno que no quería seguir
obre hielo que escondía bajo la cama porque lo había rob
lví a gritarle que la dejase o lo mataría. Entonces me escuchó y la dejó, tendida, lánguida sobre el pis
e asesinado en ese mismo instante, levanté el palo y le di con toda la fuerza que tenía. Solo recordaba que cayó
n motivos, que era un chico problemático y violento. Probableme
de haberlo sabido le hubiese dicho que escapase,
que no era uno de esos patéticos abogados de oficio que se encargaban de mí siempre. Este
rme, extendiéndome la mano. -Soy Edw
to, me limité a mira
gunté con el tono chulesco que me gustaba usar, con
s con cautela. ¿Por qué alguien como él se ocuparía de alguien como yo? -Pero no te pr
-Alcé una ce
tes, incluso podrías haber sido el primero de la clase de no ser por los constantes incidentes en los que te has visto envueltos. Tu promedio
d, tenían suerte si se transformaban en vendedo
mesa. -De donde yo vengo -me encogí de hombros. -El futuro no es algo en lo que pensemos, nadie hace p
go estúpido, no obstante continuar golpeándolo hasta dejarlo en coma fue terriblemente torpe. Algo que va a costar mucho tiempo y dinero resolver. Puedo sacarte de aquí; sin embargo, necesito que comiences a
rque no me gust
profun
rte, debes de
mundo. Voy a volver y Larry me va a moler a palos, hasta que ruegue que me asesine. Quizás tenga los pantalones de no volver a ese agujero y vivir en la calle, puedo robar, convertirme en vendedor, con suerte voy a tener un p
hizo sentirme mal y
quí para ayudarte. No
un mes. Además, nadie adopta a un adolescente, menos a uno como yo. Nadie va a arriesgarse
y alcé las cejas, sorprendido. -Tampoco nadie va a adoptarte, me
so chupársela. No es que tenga nada malo, pero me gustan las mujeres. -Le aclaré de inmediato, no sería la primera vez qu
se le dibujaron unas arrugas
amente para luego lanzar el aire. -Digamos que quie
uda? ¿Co
bes saber qué quiero hac