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furia por destruirlo en ese momento, pero sabía que debía mantener la calma porque debía mostrarse arrogante y soberbio para hacerle ver tanto a ella como a él que n
uer
ensaste que una mujer como la patrona dejaría a don Alfonso por irse con un pobre diablo como tú que no eres capaz de darle un digno plato de comida de esos a los que ella está acostumbrada. Mujeres como la patrona Loreley no son para infelices como tú-. Tras terminar le escupió la cara y
brazo, y se acercó a ellos. Caminando con elegancia y luciendo a la mujer a su lado, aunque la misma no sabía nada, que est
, con desprecio e hipocresía, seguido llegó a ellos most
ismo para no reconocer que la mujer delante de él lo enloquece más que antes, quiso tomarla de
pensó furioso Alfonso, queriendo encontrar un culpable para sus recientes pérdidas económicas. Enseguida supo que Fernando
Fernando que ella es su mujer; su esposa, porque lo que antes no era una preocupación, porque lo creía muerto, ahora era una
no dejaba de mirar a Loreley,
rnando. Suponía que ese hombre que se había burlado de ella de la peor manera, no quería más que verla sufrir de modos que volteo a mirar hacia otro lado para ocultar
, Fernando, enfatizó la palabra lugar, ya que quiso decirle que viven en una jungla, pero se limitó mientras seguía con la mano extendida espe
ó y se burló de ella de la manera más baja, pero rígida aceptó el saludo y sintió como su mano tomó la suya
tonces como Fernando la notaba incómoda, no la soltó, quería hacerlo, pero se obligó a sí mismo -. Esta muy fría señora Morales-, a ella
pez fuera del agua en terrenos desconocidos y podrá querer a Loreley. Pero más ama su fortuna y, ya que lo ve siendo un jodido millonario que s
a sus ojos de Loreley y aunque notaba molestia en él, también v
ar como no lo había hecho antes:- Itziar, cariño, saluda a los señore
apretados diciendo con un gr
o muy amable con Loreley, entonces ella notó que la chica tiene cierto parecido con ella y sonrió guardándose su o
ándole la risita de la chica. A la vez
stro rojo, pero se limitaba por Itziar y se arrepintió por
la mesa del bufete, sin embargo, su manera de animar el ambiente no fue la correcta, ya qu
Fernando sonrió perverso, pero esa sonrisa pasó a ser una mirada intensa cuando en medio de los pechos voluminosos de Loreley callo un poco del líquido que había tomado. Alfonso,
e siempre lleva con él, es lo único que le ayuda a canalizar su enfado, de modo que la
a ninguna gracia, si ya saludaste por favor sigue con tu papelito de CEO presumido-, él alzó las cejas y se relamió los labios y en su rostro apareció una linda sonrisa ladina, le fascinó escucharla desesperada. Si no
la volvió a ver tomando nuevam
que su corazón empezara a bombear fuerte y sus manos sudaran bast
que no soy tu mozo- Fernando trató de sonar frí
¿Por qué la vida es
e ir al baño. Estaba realmente mareada, no sabía como lo haría, - necesito ir al baño- dijo e intentó alejarse y Alfonso la aga
eña para que siga en lo suyo.- Yo reaccionaría igual, no es de fiar-, Loreley apretó los puños cuando escuchó ese
ntervención porque entre ellos había algo oscuro que ella aún no sabía
Ella lo miró quedando sus rostros muy cerca y a Fernando se le tensó la mandíbula, reteniendo el deseo de voltear esa mesa porque a diferencia de lo que estaba sucediendo, él pensó que ellos se aman
ar, - Quiero que te mantengas alejado de mi mujer-, pidió a Fernando, aclar
o, ya que tengo por seguro que no vas a rechazar mi oferta-. Se limitó a decir que es mujer de todos porque no es de caball
o la empresa de papi para joderme, Loreley es mi esposa y mantendrá tu sucia
rque la acosabas y te aprovechaste de su vulnerabilidad, nos amamos y queremos arreglar nuestra situación, así que Fernando man
todo lo que estaba diciendo Alfonso y verlo juntos, ahí le confirmaba qu
era pagarle al cabrón este con la mis
uedo ayudarte a que eso no suceda-Alfonso, que se
Nunca espero que el mismo hombre, que
n- lo que Fernando buscaba era romperlos a ambo
o presumido- berreo Alfo
solo soy el niño rico jugando a joderte. Soy el niño rico que te jodió y te seguirá jodiendo, o dime que tal te pareció quedarte sin un solo cliente, o que de repente tu gran siembra fuera quemada; me