i como su lucidez. El hambre que tenía lo volvió preso de la locura. Una noche se arrastró hasta quedar cerca de los barrotes de su celda al ver como un plato de
momentos que volver a ver al ángel del señor con su manto oscuro y tomarlo de la mano para salir sin vida
ía y trató de soltar sus manos de tan fiero agarre,pero fue inútil lu
propia voz, era algo que había olvidado casi por completo. Trató de girar su cuerpo y lo logró con mucho esfuerzo. Su pierna
raba con ansia,deseaba volver a verlo y dejarse arrastrar por aquel áng
se pusieron en alerta. Trató de enfocar su atención y
chura de su barriga. Enfocó el oído y pudo escuchar la algarabía entonces. Los hombres del fantôme tenían una fiesta seg
umentado su volumen al doble y le era imposible tener la mis
muy afo
ojos carmesí del animal lo asustaron lo suficiente como para no desea
o gruñido y Gabrielle c
tomaba al animal y lo miraba como si fuese comida. Aquel acto fuera de causarle repulsión le
o ése al unirse a las filas del
tes,dejó entrar su excesiva r
trar. El fétido olor que frotaba en el aire que se coló por sus fosas le causó un
fido al verlo, no podía creer que su ambicioso corazón lo hubiera llevado hasta sus calobozos. Si ese era el destino que querían los soldados de la corte,ése ten
l del señor,te es
a dolía y estaba seca,aún así forzó a su cuer
rayos hablaba. ¿Porqué le decía que ya era hora?
mó el extremo de la prenda y lo apretó entre sus dedos,aferr
ñor! ¡No te vayas
por ninguna de esas ratas,ellos mismos buscaban el destino con el que terminaban sus
celdas,sus mentes se confundirían y podía perder respeto. Gabrielle apretó la casaca con la poca fuer
...no m
alimaña siguiera tocándolo le asqueaba. Pero algo en sus ojos le record
e,si de
a furiosa mirada que el fantôme le dio le hizo callarse abruptamente. No se había percatado de l
aba agotado,casi sin vida,de todos los presos que alguna vez hubiera capturado,ése era el mas j
e nada. Ordenó Solan y luego salió de
e -insistió
duro,Solan se dio la media vu
o que te dé l
dientes al muchacho,estiró el pie y lo hizo girar de un golpe. Algo en ese chico le removió la p
ara tratar de entender,subió el rostro al momento que el mo
de suerte,el fantôme e
da cayó por su espalda y llegó a sus nalgas. Le lanzó una
uieto esperando lo que el gigante hiciera con él, a pesar que le quedaban pocas fuerzas,las usó para lanzarle miradas cargadas de odio, no juntaba el valor para expresar lo qu
una buena friega
dado por cui
in poder levantar la cabeza,lo hubiera vuelto a intentar,pero Horas volvió
cabello de Gabrielle,aplastó la cabeza del muchacho cuando sintió que trataba de mirar h
le,que logró alzar levemente la cabeza,miró por un segundo los ojos furioso
e entendió que su tortura no terminaría aun,el gigante
boca al ver que Horas li
al hacia ese hombre del que sentía por Horas,el gigante provocaba un temor que podría causar pesadillas,pero no como el que el rubio causaba
secaba sus manos con una manta vieja,y ense
n morir de una vez. Por otra parte, había perdido la esperanza
uena idea a la cabeza. De pronto la puerta se abrió y por ella entró Jeremiah. Él era casi tan alto como Horas,su cuerpo era mas fuerte que el de Solan,pero mas delga
empuñadura,y sus piernas permanecieron inmóviles. Solan no le veía,estaba demasiado concentrado en el rostro del chico.
palmas y tenía la marca de una fea cicatriz que atravesaba su espalda de lad
a puerta y poner sus manos en jarras,se notaba sat
perar para eso,nuestro asunto es mas urgente-. Los amarillentos y filosos dientes de Hora
lo miró por debajo de
te,no queremos que tu
onrisa de oreja a oreja,casi como
sugerencia de Jeremiah,pero ante e
nadas cerca de mi perro,es la masc
os en blanco al i
h,al escuchar la orden de Solan se quedó viendo hacia la
ntad con un perro como ése, las niña
uien le diera muerte y no dejar que Horas se acercara tanto a él. Pero por dentro sabía perfecto que no evitaría ta
ubio tomó la soga entre sus manos y en un sólo tiro certero logró que ésta se quedara fija a la gárgola, dio un jalón comprobando que no se zafara. Con los ojos dio la
para empujar una vez más a su cuerpo y llegar a la parte alta de la catedral. J
ue fueran necesarias. Una escalera vieja y chirriante le esperaba. En completo silencio bajó por ella. Debía ser cauteloso y no alertar a la corte de Monseñor Barberino. El
ue era una locura encontrar algo que estaba casi seguro que colgaba de el cuello
la vieja puerta de roble. Era pesada, lo que le ayudaba a amortiguar el ruido de esta. De pronto oyó voces. El corazón le dio un brinco en el pecho y sus dedos le picaron deseosos. Amaba la sensac
obado algo en sus narices,porque estaba seguro que de igual forma era un hombre desconfiado. Un grave error el custodiar mas allá de su persona,ya que Solan no se cansaba de mostrarle que donde él estuvi
aumentado la recompensa a quien diera con el verdadero paradero de el fantôme. Pero de igual forma sabía que nadie que s
onces sonrió triunfante casi al llegar hasta allí. No había hecho tanto ruido, pero casi al llega