trándose en la cocina de la casa me desperté. Me dolía todo el cuerpo, éste mueble no era igual a mi suave cama, dormí con una pierna guinda
sadas que sabía que le
rme. Me hice el dormido, quería ver hasta dónde es
en un abrazo. Todo su cuerpo estaba en cuestión de segundos pegado al mío, como tanto me atormentó en mis sueños, temí que escuchase el violento martilleo de mi corazón pero entonces la sens
s Bombón-susurré para que s
un leve pánico en su voz y zafándose de mí agarre. Mi cuerpo
re mí, solo que tu mamá pudiese descubrirnos-me in
cuando la cantarina voz de
que no lo hizo, porque acababa de dejar una pequeña ventana abierta para que me
a un salvaje y que podía ser perfectamente educado y protocolar, su m
iempo de decirle a Amelia sobre los planes d
ror, alegando que podía ser un sádico, ladrón o v
ar de que él no sea
n la mejilla que no me causó ni un poco de gracia, menos cu
único que la h
ile te trató bien
e no tenía tiempo de interrogarme para saber
ondí y sonreí victorioso cuando Amelia se sonrojó a tal punto que hasta se atoró y Gabrie
bom irmão- Nada bien hermano-me reprendió aunque no entendí por qué, sus juegos so
prepararte que llegaremo
reguntó mientras la cond
, emití un profundo suspiro tratando de calmar las ganas que tenía de empujarlo lejos d
es que escogió me sorprendieron, escogí las mías pensando que le agradarían, pero las que ella decidió colocar estaban en el playlist de mi ipod. Me sentí
entamos. Regresé en el mejor momento definitivamente, porque pude ver, casi en cámara lenta, cuand
había tenido sueños húmedos con Amelia!. Pero allí estaba delante de mí, con su traje de baño ve
mis ojos siguieron recorriendo sus generosa silueta, tratando de grabar cada curva, cada
tímida y muy renuente a entablar cualquier tipo de conversación. Aunque poco me importaba, porque yo no podía
é mi
ros y mi cuerpo amenazaba con e
tá dentro de
ebía ser mi posición: yo entre sus muslos y así lo confirmó mi ent
briel le dio un beso en la parte interna de su muslo, perdí toda la cordura y paciencia de la que estaba haciend
. Partiré su boca hasta que l
unami lo hubiese logrado. Encaré a Gabriel, tan cerca
aiser- Vi el
e tanto quería partirle. Cuando terminara con él,
no prometía no desquitarme después. En cuanto me giré me di cuenta que Amelia nos habí
era simple, le daría miedo la profundidad y terminaría
alor con esa
o, solo debes pedirlo-respondí
, quí
solo por llevarle la contraria, pero cuando se trataba de Amelia me costaba
nto a mi espalda que sentí el calor de su cuerpo en mi piel. Reprimí el deseo de voltear
ando, no puede ser casual
erección. Estar al lado de ella era realmente doloroso para mi entrepierna. Pero no estaba funcionando todo lo que q
ue me seguiría, pero cuando me giré para buscarla no la vi a mi lado, sino