Nada de sexo sin protección, y de acuerdo a las últimas declaraciones: nada de sexo en lugares públicos-me reí mientras Amelia intentaba talad
melia tenía que acostumbrarse a como era nuestra f
estros encuentros en el pasado con este mismo grupo fueron bastante desagradables, por decir
me vio entre las mesa
stalaciones. Una putada definitivamente, me ha dado dolores de cabe
irías. Este es mi hermano Gabriel,
mo se le quedó mirando a Marypaz, fue demasiado babos
ra. Me bastó verlos ayer para saber que el dueño los querrá en los demás lo
pasajes, porque so
nos invitó una botella de
y bien. El toque fue excelente así que termina
anécdota de Franco, Cólton bailaba con una chica, Marié estaba sentada en las pierna
o último qu
e hizo cosquilla en la nariz y no me gustó su olor, solo olía a cigarro. Zafé mi mano que estaba apresada entre el mueble y la
ima de mi... en el
aba dolorosamente vacío. Mi boca estaba seca
riel taladró mi cabeza, agobi
elia parada, sus ojos cristalizados,
creí que era ella. Sobre mi pecho estaba M
e horrorizado. Amelia frente a mí miraba la escena pa
o... no es posible que yo...
la voz entrecortada
unca pensé que haría
o no tenía tiempo de nada. No quería que se fuese, no podía perderla. Tenía que explicarle que
uí saltando en un solo pie tratando
no fue la única voz que escuché. Mi herm
or y el desespero. Lucía aterrada y confundida
e cuando noté que mi hermano iba solo en camisa y b
estaba siguiendo? ¿Quería evitar que Amel
que ocultase los sentimientos que sentía por ella. Es como
ella bajó el ros
.. no.
viese a su lado, como si fuese normal que su
mente a mi lado durmiendo. Gabriel llevaba muy poca ropa encima y tenía marcas de sabanas en su rostro. No
drea, me lo dijo y le creí. Me giré hacía él mientras clavaba mis uñas en l
ento y finalmente la aceptación. Alzó ligeramente su mentón, como preparado a recibir lo que
acostaste con ella?-mi voz fue un siseó q
escúchame
maldito tr
rdo, no lo s
es, c
poco control que tenía, olvidando poco a poco que er
ous dormez chez elle?!- ¡Resp
ude más. Mi visión se volvió nublosa y mi corazón martillaba con tanta fuerza que
de que era capaz, su sorpresa duró
e compartíamos a su paso. Aticé otro golpe con la misma necesidad de lastim
mis costillas con la gran fuerza que sabía que tenía. Pero nada me dolía, solo el c
é sobre mi espalda y G
los dos, pero eso solo causó que recibiera uno de mis golpes dirigido a Gabriel. Intenté apartarl
ndo que yo, aunque era bueno. Recordé las veces que de pequeños nos peleábamos y como solía terminar con alguno mordiendo al otro. Creo
veces, me dijo que no le gustaba que me amaba a mí y sin embargo... se acostó con él
Marié seguía inconsciente en el mueble,
amisa que conseguí sobre la mesa, tomé mi cartera, el celular
r lo que podía estar diciéndole. Quizás tranquilizándola, diciéndo
mo pudo.
de mis pensamientos. Ella n
a de la gran
seguía parada en el mismo lugar donde la dejé igual que Gabriel.
la casa. No entiendo como puede saber lo que haré l
uería derramar. Lagrimas de tristeza, de coraje, de tra
ada minuto haber aceptado venir. Frené justo al lado de ella y abrí la puerta p
¿Tan poco creía que la quería?. Esperé a que Gabriel saliese de l
az-dijo el puto portugu
e apartaba momentáneamente de mi organismo pude recordar algunas cosas, estaba seguro de no haberme acostado con ella, de hecho recordaba haberla visto desnudarse delan
las manos ensangrentadas, mi ropa sucia y rasgada y sin un recuerdo del día anterior. Temí por muchas horas que hubiese lastimado a alguien, hasta que Marié
dejar de consumir. Y el recuerdo de estar empujando a Marié contra la pared y su