na sonrisa de agradecimiento, feliz por lo c
desean que nadie los vea como otras para los miembros que quieren mirar. También tenemos salas de visionado privadas, en las que podrá ver una escena sin ser molestado
mucha información. Sinceramente, no sabía por qué había elegido este club cuando había m
e había dado cuenta de que el roble oscuro era algo recurrente en este lugar. Primero, con las puertas, y ahora con
sentarse. Te mostraré la otra en un minuto. Si quieres socializar con otros miembros, este
bre lo que podía esperar en el club, me sorprendió ver a una mujer sentada en el suelo con un collar. Llevaba una co
las es la regla de solo dos copas. Estar borracho equivale a meterse en problemas, y no podemos permitir que eso
club. Podía entender de dónde venían, y me hacía sentir protegida si
e sus sumisos después de cada sesión. Si alguna vez estás aquí, no te relacionas con nadie más que con tu dominante. Es importante estar en silencio para que los sumisos puedan ser bajados s
de darse la vuelta de nuevo. -No hace falta que en
opio estado de desnudez. Cuando nos sentamos en uno de los taburetes del bar, di u
entes escenas. Eran seis en total; cuatro no las había visto cuando Claire me las enseñó. Un poco alejadas de las secciones estaban las puertas, que espera
a observándome. Era un hombre clásico, con pelo rubio corto y ojos azules. Me son
-sonrió Claire, golpeando tranq
volviendo una cálida sonrisa. R
día la barra-. ¿Puede traer una gine
on hielo,
on hielo para e
Pero primero, ¿Quién es ella? -preguntó a Claire mientras me miraba c
e es el señor Chris, aunque él solo
que ves. -Su voz era ligeramente profunda, pero con e
ue cachonda, y estaba desesperada por aliviarme. Al
ablemente se r
Pareció complacido por mi respuesta
do se fue, levantando la ceja
omo una chica de
decir verdad, suelo tener problemas en los entornos sociales. Al principio, no me gustaba el sabor del whisky, pero era lo único con lo que me sentía cómo
ahora que te he mostrado lo que tenem
explotar con ellas. -Has mencionado l
nuevos miembros. Pero sí, tenemos varias para p
a persona sin su consentimiento. El consentimiento es nuestra ley; lo vivimos y lo respiramos. Tampoc
no son negociables; todo
igue el código de vestimenta, con el que veo que no tienes
nca me había sentido cóm
erme de eso y aprender a amarlo. Esperaba que venir hoy aquí
invitación en el sitio erótico que visité solo decía algo sexy y negr
, vi al menos diez personas miránd
a estado demasiado nerv
os de juego y desnudez en las zonas asignadas. Hay
ía tres hombres, todos vestidos de traje. No podía verlos con claridad, sin embargo, eso no me impidió mirarlos. Había un aura a su alred
ía sentir su poder. No se po