en esta jornada de martes. ¡Qué gran notic
para todos los seguidores de los locales, q
oche en la plaza habitual como cada día, apagó la radio y resopló para
ientras hacía el café y una tostada de mantequilla y mermelada una vez salía. Luego cepillarse los dientes mientras ojeaba las not
la misma emisora y aparcaba en el
ue, a los quince años de edad, consiguió hackear una página cuya seguridad hasta el momento apenas había podido ser destripada. No fue un delito, ni mucho men
aunque al aparecer por primera vez, y ver a un joven de tan solo quince años generaron dudas de la falsedad
egunda vez, sino que en el lapso de un mes desde el primer acceso, había mejora
a partes iguales. Todos querían la exclusiva de la entrevista a aquél joven desconoci
en el enorme edificio de más de veinte plantas de altura, de
onde se encontraba su despacho. Mientras subía, se alisó la camisa, se colocó la
tacto con la gente. Se sentía más cómodo ante un ordenador trabajando, creando nuevas herramientas. Sin embargo dado que no puede sub
chica de unos treinta y cabello cobrizo que subió
Karen. Todo b
e más a otras personas, no vamos a meter
resa interesadas por él, pero sin sentir el menor interés, optó desde un principio por simplemen
estar aislado del mundo siempre que pueda. Luis parec
aba a su destino-. Lo primero, no me hables de usted, ni que fuer
al chico una buena panorámica de su trasero, cosa que ni se molestó en mirar, pues cuando las puertas
ientas para la seguridad de los millones de clientes alrededor del mundo. No necesitaba protocolos de educación, mantener conversaciones que pa
rojo, intrigado por el extraño color, dejó sus proce
y perfecta, estaba el nombre de
a imaginar que quería de él aquel hombre, siempre ocupado con clientes, jugando al golf, o mirando casas para su mujer. La señora Norr
idamente en su bolsa y, hasta caída la noche, y ya preparando su ropa para el día siguiente
ere». Pensó mientras miraba su reloj. Marcaban las die
primera puerta a la derecha, siguió hacia delante, cruzando por entre las dos largas hileras de mesas de tele operadores que se en
a faltado ese día a trabajar pues su silla se encontraba vacía. Le p
idea de la cabeza mientras llegaba a la puerta que le interesaba, aquella
alguna puerta, y sin esperar respuesta, abrió lo jus
aso con un gesto de cabeza. Estaba hablando por teléfono, y aunque al principio pensó que sería
s de la playa te gustó mucho, era enor
taría satisfecha con la negativa de su marido, el que i
te un pequeño anillo de diamantes y acaban sacándote
spetos señor, dudo
ahogo. Bueno ya pensé que no v
ambién tengo mucho que hacer, así que esp
o, y gracias a una herencia recibida veinte años atrás, fue capaz de montar aquella empresa para beneficiarse de un negocio que estaba en pleno auge. En cambio, Lucas, podría llegar no solo a su puesto, sino a tener una empresa aún mayor, más poderosa y con más ingresos.
e, ¿Qué esperas de la vida?. Deberías estar disfrutando de ella y no todo el día metido en una habitación sin
tratado; asegurar la seguridad y la protección de los datos personales de los clientes. Evitar que cualquier pirata se
acabas mejorando o desechando si descubres cómo romper esas defensas. Tienes un sueldo el doble de alto que ellos, y sin embarg
omprendiera que por no derrochar dinero ya sería alg
el motivo de esta conversación?. Tengo un día
adaban las conversaciones tan largas, y aún le
tante de esta empresa, por diversos motivos me ten
a a su jefe con semblante serio. Estaba prestando atención a
tampoco nos está dando muchos resultados. El resto de la cúpula dirigente está de acuer
o años y desde mi llegada la empresa no sólo ha doblado la cantidad de clientes, sino que además los ataques e intentos de hacke
se sentía incómodo. Sabía que prescindir de Lucas podría signif
error y recapacitarán, pero hasta el momento agradecería que simplemente acates la decisión y esperes a que te llamemos de nuevo. Por supuesto podrás optar a las pagas del gobierno. Y si no quieres esp
e que tenga más capacidad que toda su maldita empresa junta -dijo elevando la voz levemente-.Quiere seguir comprando casas, barcos,
sus casillas, pero tuvo la suficiente fuerza de
labras hirientes y mal sonantes que quería gritar sobre todos, que allí plantados, le m
estripar cada engranaje de la red global, su enorme habi
hos superaban los treinta años, acercándose a los cuarenta, y no eran capaces de hacer la mitad de lo que él hacía sin cometer errores. Es humano la envidia, pues envidiamos aquello que queremos y no podemos obte
abajo y llegar al coche, se sintió inútil, completamente vacío y sin
y ahora no sabía qué hacer, pues todas esas horas que le q
ículo, durante lo que le parecieron horas,
mo» pensó mientras se decidía a volver a casa. Allí ya pensaría que hacer, si buscar un nuevo trabajo, o esperar
acer él; Atravesar las defensas que el mismo había creado, y demostrar cuanto le faltaban por mejorar. Se darían cue
ión en su vida, y con suerte, pues ni el despido hab
egia, puso rumbo a casa, donde tendría largas horas de