necesario para perpetuar su ataque; su ordenador portátil, y u
de asumir si era tan poderoso para romper las defensas y,
ntes había creado una nueva barrera para impedir su acceso, por lo que es
o que el riesgo era enorme; cualquier fallo significaría acabar posiblemente en la cárce
su dormitorio, marcaban las ocho de la noche. El cielo americano e
conciencia cada mancha y mota de polvo que encontraba, tomarse su segunda ducha del día, que se torna más la
puso manos a la obra y comenzó su recital de habilidad tecleando a una velocidad casi imposible de imaginar. Abría pr
aba absorto en la pantalla, corrigiendo o cambiando cualquier dato
o, pero confiaba cieg
al punto crítico; las últimas defens
buena señal. Sin embargo no podía confiarse aún, pues
a donde tenía que llegar para conseguirlo. Casi estaba hecho; en unos minutos la información privada de todos los clientes alrededor del mund
ndo, y se estiró aliviado. Sólo unos segundos. Había atrave
rdiendo. Algo estaba provocando que saliera del sistema, y no podía tecl
ve desaparecían a gran velocidad. Estaban eliminando el programa y no podía evitarlo. Aunq
oderosa arma defensiva y sin embargo se hallaba ante «una
ido adivinar la ubicación del ataque. Retiró el pen y desenchufo el equipo de la toma de corriente. Forzó el apagado del
bría personas más preparadas
e sabía que no sería capaz de dormir; había fracasado en lo
a inesperada le sacó de su sueño. Sabía que su número estaba en el registro de personal de la
de su antiguo jefe pues lo tenía agendado, por lo que, esp
res Gabi,
miliar, y solo conocía a una persona que le
a su rutina de sueño-. Ya te dije que no estoy interesado en sali
perada por poder comunicarse con alguien-. Estoy e
ida y dejaba que el resto del mundo girase a su ritmo. Pero la voz tan suplicante de aque
ni curiosidad. Simplemente haría lo que
estoy empapada y muerta de frío y miedo... ¿Podría pa
sin ser estrictamente necesario,
¡¿Acaso eso no es un motivo es
ntaba conseguir la atención del joven, ahora parecía histérica, asustada y sin ningún con
. Pero si lo que me cuentes no m
ias -Lloraba aliviada-. En
de su jefe a buscar una confesión?». Le preocupó esa idea, hasta el límite de no abrir la puerta cuando llegara. Pero cam
aos en su vida, decidió abrir. Karen entró
abriste... Aquí es
zo tomaba aire. Parecía que había es
un vaso de agua que vacío de un sorbo. Esperó a q
asado. Te brindo dos
de mi casa, como dos hombres disparaban a otro. Salí corriendo por supuesto por qué me miraron, pero yo a ellos no les pude
esto? -preguntó el joven impacien
en mano que comenzaron a disparar contra mí. Conseguí saltar por la ventana y, aunque me hice un poco de daño, creo que
mundo más allá de su propia vida, que una compañera de trabajo
algo así... Es lo único que pude ver esta noche. No sé si f
no llamas
ivinado donde vivo? Estoy segura de que si no hubiera
que la policía dió tu di
tos, llamé desde el teléfono fijo de casa,
mplemente habrán querido asegurars
ame dormir aquí hoy. Mañana te prometo que iré a casa de mis padre
de ofrecerte asilo ya que no puedo mandarte a l
zó sobre Lucas y le besó
ico, por favor aparta
lo. Mira, duermo en este s
buena ducha y te cambies de ropa
frío cielo nocturno de new York, aceptó e
camisas y un pantalón
ropa mojada -decía desde el otro lado de la puerta-. Deja t
el sonido del agua chocaba contra su piel-.Eres un enca
cocina para preparar algo caliente. Toda su rutina estaba siea y recordó el desagradable final que su int
de la cintura, se acercó a Lucas con el pantalón en una mano y con la
grandote que yo -decía mientras paseaba su mano sobre el pecho del chico-
dido a cualquier hombre, pero Lucas simplemente sentía que er
. Lavaré tu ropa y me iré a dormir. Tómate
echazada, lanzó un bufido y se tendió en el sofá, tapándose con una ma
de una dormida Karen. Se incorporó lo más rápido que pudo y miró toda la estancia;
levantó sin hacer ruido y sacó su ropa de la secadora. Se desnudó sin ningún pudor al
nte desnuda; su piel era blanca y muy bien cuidada, y se notaba que la chica se cuidaba
entras se giraba hacia él-. Estoy desnuda ante ti y si
rés del chico, y rápidamente se
go el menor interés? Eres preciosa Karen, eso no te lo niego. Búsc
e y sin mediar palabra se m
e por haberme dado calabazas de esta mane
a actuación de aquella chica que, más que agradecida, parecía que Lucas le debiese
abía terminado su ducha y su habitual desayuno, se sentó en el sofá donde Karen había dormido, no sin antes colocarlo tres veces para que estuv
nsamientos, el teléfono pitó varias veces. Había recibido un m
os que
amien
o com
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cho, y por ende, podría haberse enterado del intento de acceso no autorizado. Su mente cavilab
bía dejado sobre el portátil ya no se encontraba allí. No había más explicación a aquello; Karen
e podría causar que cayera en manos equivocadas, se dirigió a su coche,