lando una guerra-,
do la raja de mi vestido para coger la pistola que tengo
Sebastián a mi lado. Esquiva sin esfuerzo todas las balas que le llega
minar bien y me frenaba. Mi decisión me dolió pero agarré la t
ola para apuntar y disparo a un hombre que sé que venía a por Sebastián. La bala
onido de los disparos se disparó hasta q
cabar con el caso, pero estoy
re de los cadáveres que yacían allí, las altas ventanas de cristal inoxidable estaban agrietad
los que habíamos disparado. Levantó la camisa del hombre, r
r-, m
vivos llévalos a la cantina -, exigió S
ar de hacer el
ncredulidad, -sabes que e
stián se puso delante de mí y me levantó la barbilla. Su
las que llevaba. Llevé mis manos a las suyas y la sujeté con fuerza, usé todo lo que
y levanté su cabeza por la barbilla, como él hizo conmigo. La única
a. Salgo apresuradamente por las puertas dobles y, para mi s
sólo el p
AST
permitir que una mujer te falte tanto al respeto?- Cue
sitio. Intento por todos los medios nivelar mi
la bodega Sergio-,
locando sus dedos en el lado del cuello de un
bría ejecutado antes de que pudieras decir un
so habría sido su muerte si no fuera por el baile anual, el único
de se reunían diversas mafias para fingir que disfrutaban de la presencia de sus enemigo
ninguno de estos bailes, ni siquiera cuando tenía reuniones privadas con mis alias. Tampoco me l
ero con un escáner. Después de escanear mi mano, la
o de mis enemigos jurados que alguna vez tuvieron o pensaron en traicionarme. También tenía a los famili
nico ruido que se hacía y me emocionaba saber el miedo de la gente de aquí abajo. La sangre me estallaba al pens
e gustaría agua
e cabeza y el guardia apartándose de mi camino, entro para ver a un hombre atado a u
cerco a la mesa que tenía más de un
invitado a ningún V
uchillo afilado y una risita baja se escapa de mis l
egoísta que decidió darnos una oportunidad a mí y a mis herm
ncilla pero nunca recibí el reconocimiento que merecía. Así que finalmente me harté y decidí aprovechar lo qu
golpe, fue un éxito y una victoria para lo
s de meterme miedo. Nunca he sido de los que pueden controlar la ira, así q
amente y deja e